El género Lithops, perteneciente a la familia Aizoaceae comprende un grupo muy vasto de plantas crasas perennes conocidas como "piedras vivientes" o "plantas piedra" porque parecen auténticas piedras del desierto. Son en efecto originarias de las zonas desérticas de África meridional.
La planta está constituida por dos únicas hojas opuestas, fundidas en una de modo que forman una especie de cono invertido subdividido en la parte central por un tabique.
Estas plantas son una auténtica obra maestra de adaptación a la vida extrema, maquinando toda una serie de mecanismos adecuados para la supervivencia en las zonas desérticas:
Estas características vuelven a las Lithops en plantas particularmente aptas a vivir en pisos cálidos, muy iluminados y no solicitan muchas atenciones.
Son plantas autoestériles, lo que significa que las flores masculinas y las flores femeninas de una misma planta no se cruzan entre ellas, por tanto hacen falta muchas plantas para poder conseguir semillas fértiles.
Existen numerosas especies de Lithops entre las que recordamos:
La Lithops alpina (foto debajo) es una planta caracterizada por hojas de color verde tendente a gris, inestablemente jaspeadas de verde oscuro. Las flores aparecen al principio del verano y son de color amarillo brillante.
Entre las muchas especies la Lithops leslie (foto debajo) es la más conocida y extendida por sus hojas que se quedan planas de color grisáceo-rosado con venas rojizas. La planta florece al final del verano produciendo flores de color amarillo intenso con pequeños matices rojos bajo los pétalos.
La Lithops aucampiae (foto debajo) es una especie de grandes dimensiones alcanzando en efecto 4 cm de altura y anchura. Las hojas están coloreadas irregularmente de color morado-pardo y las flores son de color amarillo oro.
Las hojas de la Lithops bella (foto debajo) son de color verde-grisáceo jaspeado de verde más oscuro. Florece al final del verano y en otoño, produciendo flores de color blanco parecidas a las margaritas.
La Lithops optica (foto debajo) está entre las especies más reconocibles porque sus hojas están intensamente incididas y son de color gris oscuro-verdes. Las flores son blancas y brotan en otoño. Es muy conocida la variedad L. optica var. rubra (foto al lado).
Las Lithops son plantas muy fáciles de cultivar y no solicitan cuidados particulares. En las regiones de clima templado o frío no pueden ser cultivadas al exterior ya que son plantas de zonas desérticas por lo tanto con altas temperaturas y escasa humedad.
En consideración al hecho de que las especies de Lithops son muchas y las zonas donde viven son muy amplias, no es fácil dar indicaciones generales sobre cómo cultivarla pero podemos dar líneas generales de orientación que Ustedes luego adaptarán con base en cómo las vean crecer y desarrollarse.
En primer lugar hay que decir que las plantas no tienen problemas de temperaturas máximas mientras que son plantas más sensibles a las mínimas que no deberían bajar de 5°C.
Quieren la luz, sobre todo el sol directo en cuanto, si no lo reciben durante al menos 4-5 horas al día, tienden a enfilarse, es decir a alargarse, perdiendo su forma compacta. Esto ocurre porque también van en búsqueda del "sol" y pierden las características venas. Atención a la luz filtrada por los vidrios que podría quemarlas (efecto lente) por lo que es preferible que sean expuestas al sol o por la mañana o por la tarde, sobre todo durante el período veraniego (evitando las horas más calientes). Es mejor encontrar una posición en casa que tenga en cuenta este hecho. También asegure una buena reposición del aire.
Vamos a seguir el CICLO DE VIDA DE LA PLANTA basado en cómo se desarrolla en la naturaleza para entender como tenemos que criarla.
Las piedras vivientes, en la mayor parte de las especies, empiezan a crecer y a florecer sólo después del período de lluvias mientras que durante el período de sequía entran en descanso vegetativo.
En la primavera avanzada y hasta el principio del verano la planta empieza a ir a descanso vegetativo, período en el que en sus lugares de origen comienza el calor intenso y las lluvias son o escasas o ausentes, y para sobrevivir utiliza el agua almacenada en los tejidos de las hojas. En este período hace falta reducir sensiblemente los riegos.
Durante el verano la planta entra en un auténtico descanso y por tanto suspende todas las actividades y por lo tanto no debe ser regada. Sólo si vemos que se arruga demasiado, reguemos un poco, pero justo un poco, sin que el agua vaya en profundidad en el terreno.
Hacia agosto - septiembre la planta retoma vida y nos enteramos de ello porque la grieta entre las dos hojas se vuelve más evidente, "la planta se abre". En este período se restablecen los riegos de manera gradual. De la grieta veremos aparecer una yema que originará la flor. También veremos que iniciarán a formarse dos nuevas hojas, siempre desde la grieta, que poco a poco se pondrán cada vez más grandes.
Cuando la planta se marchite, hace falta recomenzar a reducir los riegos hasta suspenderlos completamente hacia finales de septiembre y continuar de este modo todo el invierno aunque es un período muy activo para la planta porque las dos nuevas hojas crecen pero lo hacen a costa del agua acumulada en las viejas hojas que veremos en efecto poco a poco resecarse y ponerse parecidas a trozos de papel arrugados y ya vacías, muy evidente en la foto sobre la Lithops optica, y pueden ser eliminadas. Es importante dejar secar estas hojas porque si se quedaran bonitas y duras, impedirían el desarrollo de las nuevas hojas de la planta. Durante este período hacemos de modo que la Lithops esté posicionada en un lugar donde las temperaturas no bajen de 5°C, si no la planta podría perjudicarse seriamente.
Al principio de la primavera hace falta retomar los riegos, de manera gradual y esperando que el terreno se seque entre un riego y otro.