El género Clivia pertenece a la familia Amaryllidaceae y comprende plantas originarias del Sur de África.
Son plantas que desarrollan un gran aparato radical formado por raíces rizomatosas muy espesas y carnosas que tienden a ocupar todo el espacio a su disposición y contrariamente a lo que ocurre con la mayor parte de las especies, ésta exalta la floración en vez de deprimirla.
Esta planta, una vez adulta, produce numerosos retoños que pueden ser usados para reproducirla. Si se dejaran donde están dan a la planta un aspecto realmente imponente.
Las hojas de Clivia son muy bonitas; cintas como vainas en su base; grandes, pudiendo en efecto superar el metro de largo y un ancho de 5-7 cm; con una lámina coriácea opaca o brillante según la especie; de un bonito color verde intenso y que se forman directamente de las raíces..
Las flores individuales no son muy grandes pero quedan asociadas en inflorescencias portadas por un largo tallo que crece en primavera en el centro de la roseta de hojas. Las flores son tubulares o en forma de embudo, reclinadas o derechas, de número variable de 20 a 60, de color comúnmente rojo-naranja en gradaciones diferentes y más raramente de color albaricoque o amarillas. Las flores sólo duran unos pocos días pero se producen continuamente así que se puede tener una espléndida floración durante bastante tiempo.
Los frutos son bayas rojas que tardan bastantes meses en madurar, son carnosas y contienen en su interior de 2 a 4 semillas redondeadas bastante grandes.
Existen pocas especies de Clivia entre las que recordamos:
La Clivia nobilis, originaria de Suráfrica, es la especie que fue clasificada por primera en 1828 por Lindley.
Entre las especies de clivia es la de crecimiento más lento; en efecto, si se multiplica por semilla, emplea unos 6 años en llegar a la floración. Las flores son tubulares, rojo-anaranjadas con el ápice verde, péndulas, asociadas en inflorescencias (cerca de 15-20 flores por inflorescencia) portadas por un escapo floral más corto que en otras especies. Las hojas son grandes (30-80 cm de largo y 2-5 cm de ancho) de un bonito verde intenso. Las bayas son de color rojo brillante en la madurez y tardan unos 9 meses en madurar.
La Clivia miniata es endémica de Suráfrica y ha sido clasificada en 1854, cerca de treinta años después de la Clivia nobilis. Es una planta de dimensiones medianas que no supera los 40-50 cm de altura. Las flores son diferentes con respecto a las otras especies porque son más grandes, con forma de embudo, abiertas y vueltas hacia arriba, de color naranja brillante, raramente amarillas y que aparecen de agosto a noviembre.
Las hojas son como cintas, típicas de la especie, encorvadas hacia el exterior de color verde muy intenso.
Además han sido descubiertas variedades de flores amarillas como la Clivia miniata var. citrina (foto debajo).
La Clivia caulescens sólo fue clasificada a mediados del siglo XX y es originaria también del Sur de África. Se caracteriza por flores péndulas de color rojo-anaranjado inestablemente jaspeadas de amarillo y con las puntas verdes.
Las hojas son más sutiles y agudas, largas hasta de 60 cm y anchas hasta de 6 cm. Pueden llegar a desarrollarse hasta dos metros de altura con un ancho de 40 cm.
La Clivia mirabilis también originaria de Sudáfrica, tiene hojas de un bonito color verde muy intenso, muy grandes, largas hasta de 1,2 m y anchas hasta de 5 cm.
Las flores son péndulas, de color rojo anaranjado con la punta verde. Las bayas tardan de 4 a 7 meses en madurar.
La Clivia robusta es una especie que ha sido clasificada recientemente (2004). Con respecto a la C. nobilis o a la C. caulescens, las flores son menos péndulas pero más curvadas, de color rojo anaranjado oscuro con las extremidades verdes.
Normalmente tiene entre 15 y 40 flores por inflorescencia. En la naturaleza es una especie que puede alcanzar notables dimensiones, hasta casi 2 m de altura.
La Clivia cyrtanthiflora es un híbrido conseguido cruzando C. nobilis x C. miniada que produce espléndidas flores en embudo y péndulas de color rojo. Existen variedades con flores de colores amarillo, naranja, etc.
Las fotos han sido enviadas por el Prof. Darío Toffolon que obtuvo esta espléndida floración naranja en el mes de noviembre.
La Clivia gardenii es originaria del África meridional y produce largas hojas opuestas de cuyo centro de la roseta crece un tallo sobre el que se desarrollan las inflorescencias que llevan numerosas flores (de 10 a 20) amarillo-anaranjadas, rosa salmón orillado de verde y péndulas.
La planta fue dedicada al comandante Robert Garden en 1855.
Estas plantas no son particularmente rústicas, tanto que generalmente se cultivan en lugares protegidos y sólo en regiones con climas particularmente cálidos y húmedos pueden cultivarse al exterior.
Las temperaturas óptimas de cultivo de verano están alrededor de los 21 °C aunque también pueden llegar a los 28°C si se garantiza a la planta un grado justo de humedad. Viceversa, las temperaturas mínimas invernales no tienen que bajar de los 13-15°C.
La exposición tiene que ser a buena luz y nunca el sol directo que quemaría las hojas. Para averiguar la exposición exacta se puede seguir una regla general muy simple: cuanto las hojas se dispongan más verticalmente, más tiene la planta necesidad de luz (nunca sol directo).
Son plantas que quieren el aire por lo que, cuando las temperaturas suben de 15°C, llévelas al aire libre, colocándolas a la sombra. La planta se lo agradecerá. Atención sin embargo a las corrientes de aire frío que en ningún modo agradecen.
Desde la primavera al otoño la Clivia debe regarse abundantemente de modo que el suelo quede siempre húmedo, no mojado, y sin dejar encharcamientos en el posamacetas.
Durante el invierno se riega con mucha moderación, lo justo para mantener el substrato húmedo.
Tenga mucho cuidado cuando se riega de no dejar agua en la parte central de la roseta de hojas.
Quieren los entornos húmedos por lo que es oportuno pulverizar regularmente las hojas y disponer la planta sobre un posamacetas lleno de guijarros (o como en el caso de mi bonita dracena puesto que no tenía mucha estabilidad dadas sus grandes dimensiones, he colocado en el posamacetas baldosas en lugar de guijarros) y luego llenarlo con agua teniendo cuidado de que el fondo de la maceta no esté sumergido en el agua ya que de ese modo el terreno se saturaría de agua haciendo pudrirse las raíces. Este sistema permite, cuando hace calor, que se evapore el agua del posamacetas que por consiguiente humedece el aire circundante. Acordarse de llenarlo cada vez que el agua del posamacetas se haya evaporado.Son plantas que desarrollan un gran aparato radical y tienden rápidamente a agotar la tierra de la maceta ocupando con sus raíces todo el espacio a su disposición. A pesar de eso no es una planta que deba ser trasplantada a menudo para no perjudicar la floración. Generalmente, en efecto, se trasplanta cada 2 años cuando las raíces hayan ocupado todo el espacio a su disposición. Aunque veamos que las raíces se agolpen en la maceta, no trasplantamos antes.
Es preferible usar macetas de terracota por dos motivos: el primero es que la terracota permite a la tierra respirar (teniendo cuidado de arreglar el agujero de drenaje de modo que garantice un buen aliviadero de las aguas de riego); el segundo es que siendo plantas que desarrollan un imponente aparato foliar, son muy voluminosas y hace falta por lo tanto una maceta pesada para evitar que la planta se vuelque.
Muy importantes son las dimensiones de la maceta que no tiene que ser demasiado grande. Creemos que para clivias de un solo individuo, es decir privadas de yemas laterales, es suficiente una maceta de 20 cm de diámetro y no más. Esto comporta obviamente que la cantidad de tierra contenida en la maceta sea muy modesta. Este inconveniente se subviene con frecuentes abonos (un poco la lógica del cultivo de las orquídeas, para entendernos) y con renovaciones de la capa superficial de tierra cuando ésta esté agotada. Macetas de mayores dimensiones (25-30 cm) tienen que ser usadas sólo en ejemplares múltiples, es decir plantas a las que no se han extirpado los retoños basales.
Para el trasplante utilice buen sustrato de bosque, corteza de pino de dimensiones medias mezcladas con arena gruesa (muy importante que sea gruesa y no fina y preferiblemente silícea) para favorecer el drenaje del agua.
Un buen drenaje es fundamental para estas plantas ya que no toleran en ningún modo los encharcamientos y el aire tiene que poder circular.
Desde la primavera y durante todo el verano debe abonarse la Clivia cada 2 semanas con un abono líquido a diluir en el agua de riego disminuyendo ligeramente las dosis con respecto a lo indicado en el producto.
En lo que concierne al tipo de abono a suministrar, existen a la venta muchos tipos por lo que es una buena norma leer la etiqueta que precisa la composición y suministrar un abono que además de contener macroelementos cuál nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K), también contenga microelementos como el magnesio (Mg), el hierro (Fe), el manganeso (Mn), el cobre (Cu), el cinc (Zn), el boro (B), el molibdeno (Mo), todos importantes para un correcto y equilibrado crecimiento de la planta.
La planta cultivada en piso florece a partir de la primavera produciendo flores asociadas en inflorescencias portadas por un largo tallo que crece en el centro de la roseta de hojas. Las flores duran sólo unos pocos días, pero se producen de forma continua durante muchas veces por lo que puede tener una espléndida floración.
Si las Clivias son cultivadas en invernadero caliente durante la estación fría, empiezan a florecer desde el mes de noviembre.
A medida que las flores se secan, deben ser eliminadas y cuando la floración ha concluido, es importante cortar todo el escapo floral desde la base.
Una recomendación que no me cansaré nunca de repetir: esterilizar, preferiblemente a la llama, las cizallas que utilice para cortar, sobre todo cuando pasan de una planta a otra.
En esta planta no se puede hablar de poda sino sencillamente de eliminación de las hojas dañadas.
También en este caso es importante que el utensilio que use esté limpio y desinfectado, preferiblemente a la llama, para evitar la transmisión de enfermedades parasitarias.
La Clivia se multiplica por división de la planta o por semilla.
Al elegir la técnica a adoptar hace falta tener presente que la multiplicación por semilla tiene consigo la desventaja de que, al intervenir la variabilidad genética, no se está seguro de que se tendrán plantas iguales a las plantas madre. Por tanto, en caso de que se desee tener una planta bien precisa o si no se está seguro de la calidad de la semilla, es mejor hacer la multiplicación usando partes vegetativas.
MULTIPLICACIÓN POR DIVISION DE PLANTA
La planta se puede multiplicar a principios de primavera, cuando se trasplante. Se saca la planta de la maceta y se liberan las raíces de la tierra y se separan muchas plantitas tratando de perjudicar lo menos posible las raíces. Cada una debería contener al menos 5-6 hojas.
Tenga cuidado de que el utensilio que use para el corte esté limpio y desinfectado (con fuego, con alcohol o lejía), para evitar infectar los tejidos y desinféctelo en cada corte. Sobre las partes cortadas rocíe polvo fungicida de amplio espectro y deje secar por lo menos una hora antes de proceder al trasplante.
Las porciones individuales se plantan en pequeños potes de 10-13 cm de diámetro con un sustrato tal como el indicado para las plantas adultas. Asegúrese de que en el momento del trasplante el sustrato haya sido humedecido anteriormente porque el primer riego después del trasplante deberá darse después de unos 7 días para dar tiempo de cicatrizar a las heridas.
El compost para semillas tiene que ser mantenido ligeramente húmedo y debe ser mantenido en un lugar sombreado a una temperatura de cerca de 16°C. Desde que enraíce se desplaza la planta a una posición más luminosa, no al sol directo, y se trata como las plantas adultas.
Tanto la planta madre como la nueva volverán a florecer después de un par de estaciones.
MULTIPLICACIÓN POR SEMILLA
Las semillas si recoge los frutos de la planta que tenga en casa y que deben ser limpiados enseguida de la pulpa, se siembran (primavera avanzada o verano) en un compost formado por una parte de sustrato fértil y una de arena gruesa o perlita o vermiculita.
Cuando las semillas son de grandes dimensiones, deben ser enterradas por mitad de su largo en macetas individuales de cerca de 10 cm de diámetro.
Los potes deben ser mantenidos a la luz, a temperatura lo más constante posible alrededor de los 21°C o incluso más. Es fundamental que el substrato esté constantemente húmedo (use un rociador para humedecer totalmente el suelo) hasta el momento de la germinación.
Cuando las semillas hayan germinado (generalmente después de 6-8 semanas) y cuando la planta sea suficientemente grande para ser manipulada, trasplántela a la maceta definitiva tal como se indica para las plantas adultas y trate la planta como tal.
Si adopta esta técnica de multiplicación tenga en cuenta que una planta conseguida por semilla tarda bastantes años (cerca de seis) antes de florecer.
No son plantas particularmente sometidas a enfermedades. En todo caso las patologías que puede encontrar son las siguientes:
Esta condición se debe a riegos incorrectos (demasiado o muy poca agua).
Remedio: haga un análisis sobre cómo está cultivando la planta con base en las indicaciones de los párrafos anteriores y actúe en consecuencia.
Esta sintomatología hay que atribuirla a demasiada luz.
Remedio: sitúe la planta en una posición más idónea.
Podrían significar que está en presencia de Cochinilla parda o de Cochinilla algodonosa o Cotonet. Para estar seguros, se aconseja hacer empleo de una lupa. Compare con las fotos de al lado. Son características, no puede equivocarse. Además si intenta sacarlas con una uña, vienen fuera fácilmente.
Remedio: retírelas con un copo de algodón mojado en alcohol o si la planta es grande y en maceta, puede lavarla con agua y jabón neutro frotando muy delicadamente con una esponja para retirar los parásitos, después la planta debe ser aclarada muy bien para eliminar todo el jabón. En plantas más grandes y plantadas al exterior, puede usar antiparasitarios específicos localizables en un buen vivero.
Todas las partes de la planta son tóxicas si se ingieren en grandes cantidades.
La primera clivia fue descubierta en septiembre de 1815 por William J. Burchell, recogida cerca del Great Fish River en Sudáfrica. En 1820 el botánico inglés James Bowie recogió muchas plantas por la flor péndula y las mandó a Inglaterra. En 1828 John Lindley, clasificó la primera como Clivia nobilis en honor a lady Charlotte Florentine Clive duquesa de Northumberland que por primera las cultivó en su jardín..