En el lenguaje de las flores y las plantas el ciclamen tiene significados positivos y negativos.
Plinio el viejo lo aconsejó porque sostenía qué si una persona cultivaba el ciclamen ya no podrían dañarle los filtros maléficos hechos contra ella. Se consideraba por tanto un amuleto.
Teofrasto sostenía en cambio que era un excitante sexual y que facilitaba la concepción, creencia derivada probablemente de su aspecto que recuerda al útero femenino o bien por el hecho de que después de la floración el tallo floral se atornilla en espiral hacia abajo dejando por tanto el fruto al nivel del terreno.
Los significados negativos que ha inspirado el ciclamen se refieren a la desconfianza y el desaliento debido probablemente al hecho de que sus tubérculos son venenosos para el hombre pero no por ejemplo para los cerdos a los que, en cambio, les encantan y hasta son glotones de ellos y a los que no les crean problemas.
Otro significado que se le da a esta planta está ligado a sus esencias. Leo Kaiti en "Piante e profumi magici" (plantas y perfumes mágicos) sostiene que: "actúa sobre toda la personalidad y crea alrededor de ella un auténtico 'centro gravitatorio" aumentando por lo tanto el propio prestigio personal.
