El Ficus religiosa en la tradición budista se considera el árbol cósmico.
Se cuenta que Siddharta Gaitama, el futuro Buda, llegó a un bosque sagrado donde se encontró el Ficus religiosa. Después de haber hecho las ofertas rituales dijo: «Pueda sobre este asiento secarse mi cuerpo y mi piel, mis huesos y mi carne disolverse. Hasta que no haya alcanzado el Despertar, tan largo, tan difícil de conseguir, no me moveré de aquí». Y se cuenta que después de una semana de meditación tuvo la iluminación de la verdad suprema que le llevó a fundar una de las mayores religiones del mundo. En efecto también se llama el árbol de la iluminación.
Hoy, en los países orientales, está presente en cada templo un árbol de Ficus religiosa y se considera un árbol sagrado.