El género Aphelandra, más conocido como afelandra, pertenece a la famiglia Acanthaceae, una gran familia que comprende más de 173 géneros de plantas arbustivas de las que el género Aphelandra está entre los más grandes con unas 200 especies, originarias de las zonas tropicales de América central y meridional, en particular de zonas del México meridional, del sur de la Argentina y el Norte del Brasil.
No son plantas particularmente grandes, en efecto no superan el metro de altura y 50-60 cm de ancho; son de aspecto compacto y son muy estimadas y cultivadas en los climas mediterráneos, en invernadero o en los apartamentos por la extraordinaria belleza de sus hojas.
Las hojas son de un hermoso color verde oscuro, brillante y con vetas blancas más o menos extensas en función de la especie y la variedad.
Las flores se forman en el extremo del tallo en el período veraniego, asociadas en espigas de 5 a 10 cm de largo, piramidales formadas por brácteas de consistencia bastante coriácea y de colores que varían del amarillo, al rojo, al naranja de las que emergen las pequeñas flores. Las flores, bilabiadas con el labio inferior trilobulado, no tienen una larga persistencia pero las brácteas duran un par de meses incluso.
El fruto es una cápsula cuadrangular.
Hay unas 150 especies en el género aphelandra entre las que recordamos:
La Aphelandra squarrosa es una planta originaria del Brasil, que alcanza no más de 60 cm de altura, muy estimada por la belleza de sus hojas de color verde intenso y con vetas blancas bastante pronunciadas en el haz y de color verde claro en el envés. Las flores pueden ser amarillas o de color naranja según la variedad, de forma tubular o bilabiadas con brácteas de color amarillo, muy llamativas hasta de 10 cm de largo.
De esta especie existen muchas variedades entre las que recordamos: Aphelandra squarrosa var. Dania, con nervaduras blancas muy pronunciadas; Aphelandra squarrosa variedad Louise; Aphelandra squarrosa variedad citrina; Aphelandra squarrosa variedad leopoldii.
La Aphelandra aurantiaca no es una planta de grandes dimensiones, de hecho no supera 30-40 cm de altura.
Las hojas son grandes, ovaladas, onduladas, con los márgenes lisos. Las flores se reunen en espigas de color amarillo-naranja-rojo, protegidas por brácteas de color amarillo-naranja-verde. En esta especie hallamos muchas variedades entre las que recordamos: A.aurantiaca variedad Aurantica; A. aurantiaca variedad nitens; A. aurantiaca variedad stenophylla.
La Aphelandra tetragona es otro espléndido ejemplar de esta familia con un porte más expandido que las otras especies.
Las hojas son muy grandes alcanzando incluso 25 cm de largo, opuestas, de forma ovalada con la punta aguda y con las nervaduras evidentes con respecto a las otras especies. Las inflorescencias están formadas cada una por espigas, de las que la central es de dimensiones mayores con respecto a las laterales; llevan flores tubulares, típicas de la especie, de color rojo.
La Aphelandra sinclairiana es otro extraordinario ejemplar de este género con hojas de un bonito color verde intenso y nervaduras evidentes de un verde más claro.
Las flores son de color rojo - anaranjado.
Las temperaturas veraniegas óptimas para la afelandra están alrededor de 21-27°C. En invierno, la temperatura no debe caer por debajo de 18 ° C, de lo contrario, la planta no podrá florecer en el verano siguiente e incluso podría morir.
Las Aphelandra tienen que colocarse en posiciones luminosas pero nunca al sol directo. La luz es muy importante para esta planta tanto para tener un bueno crecimiento como para una floración bonita y duradera.
Se debe tener mucho cuidado con las corrientes de aire, que pueden provocar la caída de las hojas y la muerte de la planta.
Es muy importante, tan pronto como las flores comienzan a marchitarse cortar por la base.
Las hojas deben limpiarse por lo menos cada 15 días con un paño suave y húmedo. Durante la operación, sostener las hojas con una mano para evitar que se rompan.
No utilice nunca productos que se ofrecen para abrillantar las hojas.
Durante el período veraniego, la afelandra debe ser regada a menudo y el sustrato no tiene que quedar nunca seco sino siempre húmedo, no empapado. En particular durante la floración tenga cuidado de regar con regularidad. Cuando la floración se acabe, disminuir los riegos.
Durante el invierno disminuir los riegos a menos que la habitación que la hospeda no esté particularmente caliente.
Es importante para esta planta evitar los encharcamientos en el posamacetas, que no son agradecidos.
La afelandra se beneficiaría con frecuentes nebulizaciones a las hojas, sobre todo si las temperaturas suben por encima de 24°C, hágalas pronto la mañana de modo que por la tarde las hojas estén secas. Una buena humedad ambiental y riegos regulares son importantes considerando que es una planta de origen tropical.
Es buena norma poner la maceta de la planta en un posamacetas donde se haya puesto arcilla expandida o grava. Esta técnica permite siempre tener un hilo de agua en el posamacetas de modo que se mantenga un entorno húmedo alrededor de la planta pero cuidando al mismo tiempo de no hacer pudrirse las raíces.
La Aphelandra gusta de suelos ligeros, que favorecen un rápido drenaje del agua de riego. Una buena mezcla podría estar formada por un buen suelo ligero mezclado con turba y arena fina.
Se trasplanta cada año, al final del invierno utilizando poco a poco macetas algo más grandes que la precedente. No utilice macetas demasiado grandes porque a las raíces no les gusta tener mucho espacio a su disposición.
Desde la primavera, fertilizar cada dos semanas con un fertilizante líquido, que se diluye en el agua de riego. Cuando empiece a formarse la espiga floral, abonar cada semana.
A partir del otoño y durante todo el invierno, si las temperaturas están alrededor o son superiores a los 23°C, se abona cada dos semanas; de otro modo, se suspenden.
El abono de la Aphelandra es importante porque permite tener una planta proporcionada con hojas bien desarrolladas.
Para asegurar un óptimo crecimiento es importante utilizar un buen abono equilibrado en proporciones iguales de nitrógeno, fósforo y potasio (por ejemplo 30:30:30) y que también contenga microelementos como el magnesio (Mg), el hierro (Fe), el manganeso (Mn), el cobre (Cu), el cinc (Zn), el boro (B), el molibdeno (Mo), todos importantes para un correcto y equilibrado crecimiento de la planta.
En todos los casos hace falta acordarse de disminuir siempre las dosis de fertilizante con respecto a lo indicado en el producto.
La floración empieza al final de la primavera - verano. Las flores no duran mucho tiempo, al revés que las brácteas florales que persisten algunos meses incluso.
Una cosa importante es cortar las flores en cuanto empiecen a marchitarse.
En la afelandra si los tallos quedan demasiado alargados, en febrero se puede hacer una poda bastante enérgica, dejando solo unas pocas ramas.
Tenga cuidado de que el utensilio que use para el corte esté limpio y desinfectado, preferiblemente a la llama, para evitar infectar los tejidos.
La multiplicación ocurre por esqueje o por semilla.
Al elegir la técnica a adoptar hace falta tener presente que la multiplicación por semilla tiene consigo la desventaja de que, por la variabilidad genética, no se tiene por seguro que se obtendrán plantas iguales a las plantas madre, en cuyo caso, en caso de que se quiera conseguir una afelandra bien precisa o no se esté seguro de la calidad de la semilla que se está utilizando, es mejor la multiplicación por esqueje.
MULTIPLICACIÓN POR ESQUEJE
Los esquejes se pueden retirar en marzo-abril. Se retiran ápices vegetativos de unos 8-10 cm de largo de plantas en buena salud y robustas. Tenga la prudencia de usar una hoja afilada, para evitar deshilachar los tejidos y que esté limpia y desinfectada a la llama o con alcohol o lejía, para evitar infectar los tejidos.
Después de haber eliminado las hojas más bajas, se hunde la parte cortada en un polvo para favorecer el enraizamiento.
A continuación se instalan los esquejes en un compost formado por una parte de turba y una de arena gruesa. Se hacen agujeros con un lápiz, tantos como esquejes, y se instalan como se indica en la foto. Tener cuidado luego de compactar delicadamente el mantillo. La caja o la maceta se cubren con una hoja de plástico transparente, o una bolsita puesta a modo de capucha, y se coloca a la sombra y a una temperatura alrededor de 21°C teniendo cuidado de tener siempre ligeramente húmedo el mantillo, regar siempre con agua a temperatura ambiente sin mojar los planos de enraizamiento. Cada día se aparta el plástico para controlar la humedad del suelo y eliminar del plástico el agua de condensación.
Desde que empiecen a aparecer los primeros brotes, querrá decir que el esqueje ha arraigado. A partir de entonces, se aparta el plástico y se coloca la maceta en una zona más luminosa, a la misma temperatura y se espera a que los esquejes se robustezcan. Cuando se hayan puesto bastante grandes y hayan producido nuevos brotes vigorosos, se establecen las nuevas plantas en la maceta definitiva.
No moleste los esquejes hasta que hayan producido los nuevos brotes.
Estas plantas no son particularmente susceptibles a enfermedades. En todo caso, las patologías que se pueden encontrar son las siguientes:
Esta condición puede ser causada por la falta de riego o porque la temperatura sea demasiado baja o por mala iluminación.
Solución: compruebe cómo se ha cultivado la planta conforme a las instrucciones contenidas en las distintas secciones y planifique en consecuencia.
A continuación de las manchas, las hojas caen. Esta patología podría ser provocada por corrientes de aire.
Remedios: sitúe la planta en un lugar más idóneo.
Esta sintomatología, donde se evidencian manchas necróticas en las hojas, en la base de los pecíolos y los pedúnculos de las flores, que aparecen blandas porque se pudren y donde se desarrolla un hongo de color grisáceo, son el síntoma de la presencia de Botrytis spp.
Remedios: eliminar enseguida las partes infectadas y tratar con un específico anticriptogámico. Los remedios a aplicar respecto al hongo son ante todo preventivos, porque se favorece de una humedad excesiva del aire y por demasiados riegos.
Podrían significar que se está en presencia de la cochinilla y en particular de la cochinilla algodonosa o cotonet. Para estar seguros, se aconseja hacer empleo de una lupa y observar. Compare con la foto al lado. Son características, no puede equivocarse. Además si prueba a sacarlas con una uña, vienen fuera fácilmente.
Remedios: retírelas con un copo de algodón mojado en alcohol o si la planta es grande y en maceta, puede lavarla con agua y jabón neutro frotando muy delicadamente con una esponja para retirar los parásitos; después, la planta debe ser aclarada muy bien para eliminar todo el jabón. Para las plantas más grandes y plantadas a cielo abierto, podéis usar antiparasitarios específicos localizables en un buen vivero.
Si notáis pequeños insectos móviles de color blanco-amarillento-verdusco estáis casi indudablemente en presencia de áfidos o pulgones. Obsérvalos con una lupa y compáralos con la foto al lado, son inconfundibles no puedes equivocarte.
Remedios: tratar la planta con antiparasitarios específicos fácilmente localizables en un buen vivero.