La belleza de la Polianthes deriva de la dulzura de sus flores, caracterizadas por una fragancia inconfundible que llena los jardines de su rico perfume, casi embriagante.
Las flores son de color blanco con forma de embudo y reunidas en inflorescencias en espiga cuya particularidad es el perfume dulce e intenso, que no tiene igual en el reino vegetal. Existe una variedad con flores dobles, la Polianthes tuberosa ‘The Pearl’ que produce unas veinte flores por espiga.
Es conocida comúnmente como amole, nardo, tuberosa, azucena1 o vara de San José.
Las Polianthes no son plantas de difícil cultivo y el único límite está representado por las temperaturas; en efecto pueden cultivarse sólo al exterior en zonas de clima templado, en el caso de regiones donde las temperaturas se mantienen bajas deben cultivarse en lugares protegidos.
Al final de la estación de crecimiento, en otoño, cuando las hojas empiezan a amarillear y a secarse, todos los tubérculos deben ser retirados del terreno (el tubérculo madre y los numerosos tubérculos que se han formado a su alrededor), porque, de una parte, el tubérculo madre ya no florecerá por lo que si el cultivo se hace para conseguir las flores, no es oportuno replantarlo, y los demás, en cambio, se ponen en un lugar seco por ejemplo en turba o vermiculita y se dejan tranquilos todo el invierno para trasplantarlos por fin en la primavera siguiente.
La distancia entre bulbo y bulbo, a lo largo de la fila, tiene que estar alrededor de 15 cm mientras la distancia entre las filas tiene que ser de unos 60 cm. Según la temperatura entre el momento de la instalación y la floración pasan de 70 a 100 días.
Son plantas que tienen que ser cultivadas a pleno sol.
Cada tubérculo produce 2-3 flores y cuando haya florecido puede ser eliminado porque no florecerá una segunda vez.
Durante todo el período primavera - verano las Polianthes deben regarse regularmente con mayor frecuencia durante la floración, mientras que durante los demás periodos se reduce sensiblemente, lo justo para no dejar secar el terreno.
La Polianthes no es particularmente exigente en terreno. Un buen terreno podría estar formado por materia orgánica, tierra de jardín y un poco de arena para favorecer el drenaje del agua de riego porque no tolera los encharcamientos.
Durante la primavera y durante todo el verano se fertilizará regularmente cada dos semanas con un fertilizante líquido diluido en agua de riego. Durante las otras épocas del año, las fertilizaciones deben suspenderse. Es preferible usar un abono igualmente equilibrado en nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K) y que contenga también otros elementos como el magnesio (Mg), el hierro (Fe), el manganeso (Mn), el cobre (Cu), el cinc (Zn), el boro (B), el molibdeno (Mo), todos importantes para la planta.
En el caso de la Polianthes, no se puede hablar de poda. Sólo hace falta eliminar las hojas que poco a poco se desecan para evitar que se conviertan en vehículo de enfermedades parasitarias.
Son plantas de floración veraniega. Es oportuno recoger pronto las flores por la mañana, cortándolas por la base y dejando las hojas en la planta. Esta práctica se hace necesaria ya que la planta tiene que completar su ciclo, es decir dejar madurar los nuevos tubérculos que generalmente se retiran al principio de la estación adversa.
La multiplicación ocurre a través de los tubérculos que se forman alrededor del tubérculo principal, que deben ser extirpados en otoño, cuando las partes verdes empiezan a secarse para ser trasplantados en primavera.
Pequeños insectos móviles de color variable del blanco al amarillo o al verde son indudablemente áfidos más a menudo llamados pulgones. Son insectos que si no se mantuvieran bajo control pueden provocar graves daños a la planta. Pueden ser de diferentes colores dependiendo de la especie, pero casi siempre de amarillo a verde o a blanco.
Remedio: tratar con productos específicos contra los áfidos localizables en tiendas especializadas en jardinería. Utilizar productos sistémicos, es decir, que entran en la circulación de la sabia de la planta y luego son absorbidos por los insectos durante su alimentación.
Si las hojas empiezan a amarillear y aparecen salpicadas de manchas de amarillo y castaño y después de estas manifestaciones las hojas se abarquillan y asumen un aspecto casi polvoriento y caen, probablemente hay ácaros. Observándolas cuidadosamente se notan también sutiles telarañas sobre todo en el envés de las hojas. Con estos síntomas, muy probablemente estamos en presencia de un ataque de ácaros o araña roja o arañuela, un ácaro muy molesto y dañino.
Remedio: aumentar la frecuencia de las nebulizaciones porque la falta de humedad favorece su desarrollo y eventualmente, sólo en el caso de infestaciones particularmente graves, usar productos químicos específicos.
La Polianthes tuberosa es una especie que reviste un gran interés económico por ser muy cultivada para conseguir flor cortada y para la extracción de aceites esenciales muy usados en todo el mundo en la industria de los perfumes.
Han estado entre las primeras plantas importadas de América a Europa por los españoles y son muy usadas como plantas ornamentales en los jardines.
El género Polianthes fue descrito por primera vez por Linneo en el 1737 en su Genera plantarum y el mismo Linneo nos transmite que el nombre polianthes deriva del griego πόλις (polis) «ciudad» e da ανθος (anthos) «flor» es decir «flor que hace adorno de las ciudades» porque asoció la belleza de la flor y su suave perfume con los jardines de las ciudades.