Se trata de plantas siempreverdes de porte erguido, originarias de las zonas cenagosas tropicales de América central, en particular de México y del Norte del Brasil que se han vuelto muy populares en los últimos años por su belleza y originalidad.
El género Pachira pertenece a la familia de las Bombacaceae (el más famoso miembro de esta familia es el increíble baobab), y en su ambiente natural son auténticos árboles y alcanzan notables dimensiones, incluso de 20 m de altura pero en los climas mediterráneos mantienen un porte mucho más contenido no superando los 3 m.
El tallo queda de color verdusco y es por consiguiente muy tierno, lo que hace a esta planta particular y aún más atractiva para los comerciantes que tienden a entrelazar entre ellos varios tallos.
Las hojas son brillantes, palmeadas, de un bonito color verde intenso y pueden alcanzar un largo de 30 cm.
Las flores son grandes (hasta 15 cm) con pétalos color nata que quedan ligeramente ensortijados en la base y abiertos y ostentan preciosos estambres generalmente rosados o rojizos. Las flores son perfumadas y sólo se abren pronto por la noche o por la mañana y duran pocos días.
El fruto es una cápsula de color marrón casi negro en la maduración y alcanza los 4-10 cm de largo y 5-6 cm de ancho y una vez maduro se abre longitudinalmente dejando caer a tierra las semillas. Raramente se desarrolla en climas templados. Las plantas empiezan a fructificar después de 5-6 años produciendo de 50 a 80 frutos al año. Cada fruto contiene de 10 a 25 semillas, más o menos redondeadas, de cerca de 2,5 cm de diámetro y son comestibles.
Hay muchas especies en el género Pachira pero lo única cultivada en los climas templados es la
La Pachira aquatica (o Bombax glabra) llamada también castaña de agua o castaña de la Guayana tiene hojas muy grandes de color verde intenso, brillante y palmeadas.
Las flores son perfumadas y de color blanco - crema y aparecen en verano.
De las diversas especies solo tres tienen los frutos comestibles y son: Pachira glabra, Pachira aquatica e Pachira insignis.
Las Pachira no son de difícil cultivo si se tiene en cuenta que son originarias de selvas pluviales tropicales, por lo que bajo ciertos mínimos de temperatura no pueden ser cultivadas.
Son plantas que pueden crecer tanto en casa como al exterior en zonas donde las temperaturas invernales sean particularmente templadas.
En líneas generales, las especies que se adaptan a climas mediterráneos, viven bien a temperaturas incluidas entre 18-27°C en verano y más y 10 °C en invierno. Puede tolerar por breves períodos de tiempo temperaturas alrededor de 0°C, aunque eso comportará la caída de las hojas.
Tiene que ser posicionada a plena luz pero preferiblemente no al sol directo, especialmente en las horas más calientes del día. Puede tomar la luz solar directa por una hora al día pronto por la mañana o al final de la tarde. El sol directo causa la quemadura de las hojas, lo que perjudica a la planta de modo irreparable.
Si se cultiva en maceta, es oportuno que sean llevadas al exterior durante el buen tiempo, cuando las temperaturas se hayan estabilizado.
Las plantas quieren el aire por lo que es importante que siempre haya una buena reposición de aire teniendo cuidado con las corrientes de aire frío que en ningún modo son agradecidas.
No utilice nunca abrillantadores foliares, limpie las hojas con un paño blando humedecido con agua.
Desde la primavera y durante todo el verano la Pachira debe ser regada abundantemente, preferiblemente con agua no calcárea, de modo que el sustrato quede constantemente húmedo, no mojado, y sin dejar encharcamientos en el posamacetas.
Durante el invierno se riega con más moderación manteniendo siempre el sustrato ligeramente húmedo.
Lo que es fundamental es un óptimo grado de humedad en el entorno que la circunda. Hace falta por tanto pulverizar frecuentemente la copa y disponer la planta sobre un posamacetas lleno de guijarros y luego llenarlo de agua teniendo cuidado de que el fondo de la maceta no esté sumergido en el agua ya que de este modo el terreno se saturaría de agua haciendo pudrir las raíces. Este sistema permite, cuando hace calor, hacer evaporarse el agua del posamacetas, lo que por consiguiente humedece el aire circundante. Acordarse de rellenar cada vez que el agua del posamacetas se haya evaporado.
Si se cultivara al exterior, en el momento de la disposición tenga cuidado de no ponerla en correspondencia con depresiones del terreno donde pudiera acumularse el agua pluvial o el agua de riego.
La Pachira se trasplanta prácticamente cada año, en marzo hasta que la maceta haya alcanzado la dimensión de 25-30 cm, después, cada año, se extraen unos 2,5-3 cm de la capa superficial del terreno y se sustituye con sustrato fresco.
No es particularmente exigente en terreno. La característica que tiene que tener es la posibilidad de permitir un rápido escurrimiento de las aguas en exceso y que sea tendencialmente neutro o ligeramente ácido.
Una buena mezcla podría estar constituida por: 1 parte de sustrato fértil, 1 parte de turba, 1 de arena. Son a evitar los terrenos pesados, arcillosos, que llevan consigo dos desventajas: no permiten a las raíces ahondar especialmente en el terreno si la planta es joven y retienen demasiada agua, lo que provoca encharcamientos muy peligrosos.
Personalmente aconsejo siempre usar barro cocido aunque para esta planta muchos optan por las macetas de plástico, menos caras y con más agujeros de drenaje. Creo que las macetas de terracota permiten a la tierra respirar y si el agujero de drenaje ha sido preparado de modo que garantice un buen drenaje, diría que son perfectas.
Si la planta está plantada al exterior y tiene un terreno arcilloso, asegúrese de hacer una excavación profunda y de mezclar al terreno arena antes de la instalación, cerca del 30%, para mejorar el drenaje y asegurar que el terreno se calienta rápidamente en primavera. Asegúrese de situarla en una zona protegida tanto de los fríos que de los vientos calientes y preferiblemente en posición sombreada.
Desde la primavera y durante todo el verano la Pachira se abona cada 3-4 semanas con un abono líquido a diluir en el agua de riego disminuyendo ligeramente las dosis con respecto a lo indicado sobre la etiqueta del producto.
Es oportuno usar un abono que además de contener macroelementos - nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K) - contenga también microelementos como el hierro (Fe), el manganeso (Mn), el cobre (Cu), el cinc (Zn), el boro (B), el molibdeno (Mo), el magnesio (Mg), todos importantes para un correcto crecimiento de la planta.
La Pachira florece en verano y generalmente fructifica de junio a noviembre. En los climas mediterráneos es muy raro que eso ocurra.
La planta no se poda. Como mucho se eliminan las partes dañadas.
La Pachira se multiplica por esqueje o por semilla. Al elegir la técnica a adoptar hace falta tener presente que la multiplicación por semilla tiene consigo la desventaja de que, al intervenir la variabilidad genética, no se está seguro de que se tendrán plantas iguales a las plantas madre, en cuyo caso, en caso de que se quiera conseguir un Pachira bien precisa o no se esté seguro de la calidad de la semilla que se está utilizando, es mejor hacer la multiplicación por esqueje.
MULTIPLICACIÓN POR ESQUEJE
Los esquejes pueden ser retirados de los tallos en primavera.
Los esquejes deben ser cortados justo bajo un nudo y haciendo de modo que el esqueje tenga al menos dos nudos. Además elíjalo de pachiras robustas y en buena salud.
Se recomienda cortar en sentido oblicuo ya que eso permite tener una mayor superficie de enraizamiento y evita la acumulación de agua sobre esta superficie. Use una hoja de afeitar o un cuchillo afilado para evitar que se deshilache el tejido. Tenga cuidado de que el utensilio que use para el corte esté limpio y desinfectado, preferiblemente a la llama, para evitar infectar los tejidos y desinféctelo en cada corte.
Sumergir la parte cortada en un polvo para favorecer el enraizamiento mezclado a un buen fungicida de amplio espectro para prevenir eventuales ataques de hongos, localizables en un buen vivero. Posteriormente se instalan los esquejes en un compost formado a partes iguales por turba oscura y arena gruesa. Haga un agujero con un lápiz y colóquelo a una profundidad de 1,5-2 cm. Tenga luego cuidado de compactar delicadamente el sustrato.
La caja o la maceta se cubren con una hoja de plástico transparente, o una bolsita puesta a modo de capucha, y se coloca a la sombra y a una temperatura alrededor de 21°C, teniendo cuidado de tener siempre ligeramente húmedo el sustrato, regar siempre sin mojar la planta en enraizamiento con agua a temperatura ambiente y no calcárea. Cada día retire el plástico, controle la humedad del terreno y elimine del plástico el agua de condensación.
Cuando empiecen a aparecer los primeros brotes quiere decir que la planta ha arraigado. Entonces se aparta el plástico y se desplaza la planta a una posición más luminosa, no al sol directo. Después de que las jóvenes plantas se hayan robustecido, la trasplanta a la maceta definitiva tal como se indica para las plantas adultas y se tratarán como tales.
MULTIPLICACIÓN POR SEMILLAS
Las semillas deben ser sembradas en un compost formado por una parte de sustrato fértil y una de arena gruesa o perlita o vemiculita.
La bandeja que contiene las semillas debe ser mantenida a la luz y en un lugar caliente. Es fundamental que el sustrato esté constantemente húmedo, use un rociador para humedecer totalmente el sustrato, hasta el momento de la germinación.
La bandeja se cubre con una hoja de plástico transparente o cristal para asegurar una buena temperatura y evitar que el suelo se seque demasiado rápidamente. La hoja de plástico debe ser retirada cada día para controlar el grado de humedad del terreno y sacar el agua de condensación.
Cuando las semillas hayan germinado (generalmente rápidamente), se aparta el paño de plástico y se desplaza la caja a una posición más luminosa, no al sol directo.
Cuando las plantas sean lo suficientemente grandes para poder manipularlas se establecen en potes individuales. Si tienen que ser trasplantadas al exterior, espere a la primavera siguiente y haga pasar a la planta el primer invierno en entorno protegido.
Las Pachira no están particularmente sometidas a enfermedades. En todo caso las patologías que puede hallar son las siguientes:
Podrían significar que está en presencia de la cochinilla algodonosa. Se aconseja hacer empleo de una lupa y compararlas con la foto indicada al lado. Son características, no se puede equivocar. Además si intenta sacarlas con una uña, vienen fuera fácilmente
Remedio: sacarlas con un copo de algodón mojado en alcohol o si la planta es grande y en maceta, se puede lavar con un agua y jabón neutro frotando muy delicadamente con una esponja para retirar los parásitos. Después, la planta debe aclararse muy bien para eliminar todo el jabón. Para las plantas más grandes y plantadas al exterior, puede usar productos químicos específicos.
Si las hojas empiezan a amarillear y posteriormente a estas manifestaciones se abarquillan, casi asumen un aspecto pulverulento y caen y observándolas cuidadosamente se notan también sutiles telarañas sobre todo en el envés de las hojas, muy probablemente estamos en presencia de un ataque de araña roja, un ácaro muy molesto y dañino.
Remedio: aumentar las nebulizaciones porque la falta de humedad favorece su desarrollo y eventualmente, sólo en el caso de infestaciones particularmente graves, usar productos químicos específicos. Si la planta no es particularmente grande, se puede probar también a limpiar las hojas para eliminar mecánicamente el parásito usando un copo de algodón mojado y enjabonado. Después, la planta debe ser aclarada muy bien para eliminar todo el jabón.
Si nota estos pequeños animales, está en presencia de áfidos comúnmente llamados pulgones. Obsérvelos con una lupa y compare con la foto de al lado, son inconfundibles, no puede equivocarse.
Remedio: intervenir con insecticidas específicos que puede encontrar fácilmente en un centro especializado en jardinería.
Las semillas de Pachira son comestibles: crudas tienen un gusto que recuerda a los cacahuetes mientras que cocidas, asadas, hervidas o fritas, recuerdan a las castañas. Pueden ser también molidas una vez secas para conseguir una harina utilizada para hacer pan.
También las hojas jóvenes y las flores son comestibles y utilizadas como hortalizas.