El género Camellia, más conocido como camelia, familia Theaceae, incluye plantas muy utilizadas para macetas floridas.

Nosotros conocemos la camelia como una espléndida planta por sus flores, pero en realidad en sus lugares de origen, es decir en China y en Japón, es un espléndido arbusto leñoso que supera los diez metros de altura, muy ramificado, con la corteza lisa y que produce, además, una madera muy dura. Las hojas son coriáceas, brillantes, provistas de un corto pecíolo de color verde intenso, alternas y puntiagudas. La flor es solitaria, se forma en las axilas de las hojas y sobre las ramas de un año y está entre las más variadas en cuanto a forma y color gracias a la gran selección genética que se ha hecho en estas plantas en el siglo pasado

El fruto es una cápsula

Hay alrededor de unas ochenta de especies, entre las cuales figuran:

La Camellia japonica (foto debajo) es originaria de Asia, de Japón y de Corea y es una planta de porte arbustivo que alcanza incluso seis metros de altura, caracterizada por hojas persistentes, coriáceas, ovaladas o elípticas con los bordes dentados y brillantes.

Las flores se forman en la parte superior de los tallos laterales y son de 7 a 14 cm de ancho, color del blanco al rosado, del rojo al púrpura y pueden ser simples, dobles, semidobles, de tipo anémona a peonia. Es una especie muy cultivada con numerosas variedades y no puede ser cultivada al exterior en zonas de clima frío. Florece de febrero a mayo.

La Camellia sasanquaes (foto debajo) es una especie que proviene de China y a diferencia de la Camellia japonica es mucho más rústica y florece de noviembre a marzo. Sólo forma flores simples, de color que varía del blanco al rosa o al rojo.

La Camellia reticulata proviene de China, es semirustica y produce flores muy grandes y vistosas, grandes hasta de 15 cm, de color rosa más o menos intenso.

Las camelias no son plantas difíciles de cultivar si se conocen sus exigencias.

Ante todo son plantas que quieren el aire y los entornos cerrados son por ello funestos. Son plantas que tienen que estar sólo durante breves períodos en entorno cerrado, durante la estación fría, cuando las bajas temperaturas no permiten cultivarla en el exterior (por debajo de los 5-7°C). Pero es importante, en cuanto las temperaturas se elevan, situarlas enseguida al aire libre.

Es preferible posicionar la camelia en sombra parcial y no al sol directo y garantizar un entorno húmedo y al mismo tiempo bien aireado.

La camelia, durante el período primavera – verano, debe regarse de modo que el terreno quede húmedo, no empapado. Es oportuno dar riegos a las hojas dos veces por semana, para limpiarlas, evitando efectuarlo en las horas más calientes del día ya que provocarían la aparición de manchas negras, parecidas a quemaduras.

Durante la estación fría dejar secar el sustrato entre un riego y otro.

Es importante garantizar un entorno bastante húmedo alrededor de la planta de camelia para favorecer el desarrollo de las yemas que de otro modo se secarían.

Sería oportuno regar usando agua no calcárea.

La camelia es una planta que quiere un terreno ácido, suelto y muy rico en materia orgánica (como por ejemplo hojas en descomposición, agujas de pino, turba, mantillo de bosque, corteza de pino, virutas etc.) y muy bien drenado porque es una planta que no tolera los encharcamientos.

La época del trasplante es septiembre - octubre y es preferible hacerlo cada año.

Hace falta seguir un ritmo de abonado regular para la camelia, que va del mes de marzo al mes de septiembre, es decir todo el período en que las plantas estén al exterior, disminuyendo las dosis con respecto a lo indicado en el producto fertilizante. Durante los demás períodos, los abonos deben ser suspendidos.

Por cuánto concierne al tipo de abono a utilizar, se usa la fórmula 2:0,8:1,5 es decir 2 partes de nitrógeno (N), 0,8 partes de fósforo (P2O5) y 1,5 partes de potasio (K2O). Es importante que el nitrógeno tenga un título más elevado ya que favorece la formación de hojas de color verde más brillante.

Generalmente la planta de camelia es muy generosa en sus floraciones pero si nos damos cuenta de que la floración es decididamente desmesurada, hace falta intervenir aclarando las flores con el fin de obtener un número más pequeño pero de dimensiones mayores.

La poda es una práctica muy importante para la camelia ya que son plantas que tienden a crecer de manera desordenada y es importante que la luz y el aire puedan circular por todas las partes de la planta. Después de que la planta haya florecido se cortan las ramas secas o torcidas o demasiado desarrolladas o enfermas y es oportuno despuntar los ápices vegetativos para que su desarrollo sea más compacto.

MULTIPLICACIÓN POR ESQUEJE

La multiplicación por esqueje es la más usada, a excepción de la Camellia reticulata que es una especie que tiene dificultades de enraizamiento.

Durante el período veraniego, cuando el color de la corteza cambia del verde al castaño claro, se retiran los esquejes, porciones de rama de 8-15 cm de largo y se eliminan las hojas más bajas y se dejan 2-3 hojas.

El vástago así preparado se coloca en una maceta que contenga turba y arena a partes iguales, se mantiene el mantillo constantemente húmedo y se coloca la maceta en un entorno donde la temperatura esté constantemente alrededor de los 25-30°C. El esqueje arraigará después de 3-4 meses.

MULTIPLICACIÓN POR SEMILLA

Generalmente este tipo de multiplicación se realiza para tratar de conseguir nuevos cultivares ya que con este tipo de reproducción no se tienen garantías de conseguir plantas iguales a la planta madre a causa de la variabilidad genética.

En todo caso, podemos sacar la semilla de nuestras camelias recogiéndolas en otoño, cuando los frutos se hayan puesto pardos-rojos. La siembra se realiza antes de que los tegumentos de la semilla se endurezcan, en un sustrato ácido, a temperatura alrededor de los 20°C. Partiendo de la semilla la planta empezará a florecer no antes de cuatro años.

MULTIPLICACIÓN POR ACODO AÉREO

La multiplicación por acodo aéreo se realiza elegiendo ramas de dos años de edad y de diámetro de no más de 1 cm y un largo entre los 30-40 cm y con ramitas laterales pequeñas, idóneas para constituir el andamiaje de la nueva planta.

En la práctica se realiza del siguiente modo: se aplica alrededor de la rama, generalmente anillada o incidida, una envoltura de plástico que contenga mantillo u otro material oportunamente humedecido, de modo a provocar la emisión de raíces. Cuando esto ocurra, entonces se corta por debajo de las raíces y se trasplanta en un terreno formado por turba y arena a partes iguales y se tiene en entorno protegido durante al menos un año. Después de ese período, la nueva planta de camelia puede ser tratada como si fuera adulta.

MULTIPLICACIÓN POR ACODO SIMPLE

La multiplicación por acodo simple es muy fácil de realizar y consiste en enterrar una parte de una rama de diámetro no superior a 1 cm y dejando asomar el extremo. La parte doblada se entierra fijándola con un aparato en U y haciendo una incisión en la curva de la rama y rociando la herida con hormonas que favorecen el enraizamiento. La parte que sobresale del terreno se fija con un sostén. Hacen falta unos dos años para la formación de las raíces y para poder separarla de la planta madre.

En la camelia muchas patologías pueden ser causadas por carencias/excesos nutricionales. Más precisamente:

• Las hojas se presentan frágiles y de color verde muy pálido
  : éste es un claro síntoma de carencias nutricionales, sobre todo de nitrógeno (N);
• Las flores tardan mucho tiempo en desarrollarse y en abrirse:
  este síntoma es índice de excesivos abonos nitrogenados (N);
• Hojas pequeñas que se separan fácilmente:
  falta de fósforo (P);
• Plantas con flores poco coloreadas que resisten muy poco eventuales daños por frío y ataques de hongos:
  falta de potasio (K).

Este síntoma, acompañado por una interrupción en la emisión de nuevas raíces es síntoma de un sustrato no apto y sobre todo excesivamente calcáreo.
Remedios: trasplantar a los primeros síntomas usando un mantillo tal como el indicado en el parágrafo: «Suelo - trasplante» y distribuir periódicamente en el agua de riego quelatos de hierro.

Este síntoma, típico de las camelias cultivadas en entorno protegido, puede tener muchas causas: exceso de humedad, poca luminosidad, temperaturas excesivas, fuertes bajadas de temperatura o desequilibrios hídricos.
Remedios: hace falta hacer un atento análisis sobre cómo se ha cultivado la planta con base en las indicaciones de la presente ficha técnica, y comportarse en consecuencia.

Este síntoma asociado al hecho de que la parte atacada se distingue del resto de la hoja por un margen pardo, es clara señal de que está en curso una infección debida a un hongo, el Pestalozzia guepini.
Remedios: eliminar las hojas atacadas y hacer tratamientos con productos a base de cobre (Cu).

A menudo estas plantas pueden padecer una infestación de cochinilla. Se trata de insectos muy dañinos que pueden ser de dos tipos: cochinilla parda y cochinilla algodonosa. Para estar seguros, sugerimos utilizar una lupa y observar y compararlas con las fotos anexas. Son muy características, no puede equivocarse. Además si intenta sacarlas con una uña, salen fácilmente.

Remedios: retirarlas con un copo de algodón mojado en alcohol o si la planta es grande y en maceta, se puede lavar con agua y jabón neutro, frotando muy delicadamente con una esponja para retirar los parásitos. Después, la planta debe aclararse muy bien para eliminar todo el jabón. Para las plantas más grandes y cultivadas a cielo abierto, puede usar productos químicos específicos. Los tratamientos con insecticidas anticochinillas, para que sean más eficaces, deben ir dirigidos contra las larvas, que son más sensibles que el adulto.

Con estos síntomas, muy probablemente estamos en presencia de un ataque de ácaros o araña roja o arañuela, un ácaro muy molesto y dañino.

Remedios: aumentar la frecuencia de las nebulizaciones (la falta de humedad favorece su desarrollo) y eventualmente, sólo en el caso de infestaciones particularmente graves, usar productos químicos específicos. Si la planta no es particularmente grande, se puede probar también a limpiar las hojas para eliminar mecánicamente el parásito usando un copo de algodón mojado y enjabonado. Después, la planta debe ser aclarada muy bien para eliminar todo el jabón.

La Camellia japonica fue introducida en Europa desde Japón en su forma simple en el 1739, mientras que las muchas variedades de flor doble han sido importadas de China en el 1792 y muchas otras en los primeros veinte años del 1800. Se cree que hayan sido importadas del extremo oriente 23 variedades producidas por las floriculturas japonesa y china.

Hay que decir que las camelias arrasaron en el 1800, y toda la floricultura se basó en sus flores, por lo que se crearon begonias, balsamine, rosas, etcétera, todas con “flor de camelia”, hasta que cayeron indudablemente en el olvido debido a la exageración humana en cuanto a la creación y la búsqueda de flores cada vez más grandes, más dobles, de colores más variados, etc., lo que convirtió a estas plantas en empalagosas y por tal motivo, olvidadas.

Fuentes bibliográficas