La Lobelia enriquece con sus colores y riqueza de flores cualquier jardín y balcón. Desde luego, son deliciosas como ribetes o matas o sencillamente como maceta suspendida, gracias a sus flores brillantemente coloreadas.
El género Lobelia de la familia Campanulaceae comprende plantas anuales y perennes (algunas acuáticas), que pueden ser cultivadas en maceta o en plena tierra, originarias de zonas tropicales y templadas del mundo pero sobre todo de América.
Algunas especies pueden alcanzar tres metros de altura pero las que se encuentran normalmente en el comercio y se utilizan con objetivos ornamentales no superan los 50 cm.
Tiene tallos leñosos en la base, finos y flexibles, con hojas de color verde claro muy aromático y olor agudo. Las flores son pequeñas pero muy numerosas, tubulares, con el labio inferior más grande que el superior. Generalmente se reúnen en inflorescencias en racimo terminal o en mazorca pero también hay solitarias. Los colores de las flores son diferentes según la especie y la variedad y van del azul, al morado, al rojo o al blanco.
Existen unas 400 especies en el género Lobelia entre las que recordamos:
La Lobelia erinus es indudablemente la especie más cultivada en Europa como planta de maceta y de jardín. Es una planta perenne cultivada como anual, caracterizada por un porte postrado con tallos muy finos y flexibles que no superan los 25 cm de altura sobre los que se forman las hojas.
Tiene una floración continuada desde la primavera al otoño produciendo pequeñas flores tubulares de color morado aunque existen ya muchas variedades que también producen flores de color azul, blanco o rosa.
Se encuentran en el comercio numerosos cultivares que difieren entre ellos por el color de las flores, la época y la duración de la floración y por el porte.
Le Lobelia son plantas muy fáciles de cultivar y considerando que las especies que se encuentran normalmente en el mercado vendidas como plantas ornamentales son anuales (o en todo caso tratadas como tales), no crean grandes problemas de cultivo.
La exposición óptima para estas plantas son las posiciones sombreadas o la semisombra. Quieren tener algún rayo directo del sol pero no a las horas más calientes de los días veraniegos.
En otoño con la llegada de las bajas temperaturas, las Lobelia se secan rápidamente.
Son plantas que pueden ser cultivadas en maceta o en plena tierra y en este último caso quedan preciosas como ribetes porque forman matas graciosamente coloreadas con sus llamativas floraciones.
La Lobelia se riega regularmente teniendo la prudencia de dejar secar en superficie el terreno entre un riego y otro. Atención a dejar estancamientos en el posamacetas que no agradecen.
Utilizar un buen mantillo fértil mezclado con turba y arena para volver de este modo el terreno rico y bien drenante porque no toleran los encharcamientos.
A partir de la primavera y durante todo el verano, suministrar cada dos semanas con el agua de riego un abono líquido a dosis medias. Es oportuno usar un abono que además de contener macroelementos cuál nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K), contenga también microelementos como el hierro (Fe), el manganeso (Mn), el cobre (Cu), el cinc (Zn), el boro (B), el molibdeno (Mo), el magnesio (Mg), todos importantes para un correcto crecimiento de la planta.
Las Lobelia son plantas que no se podan. Se eliminan sólo las ramas secas o dañadas para evitar que se conviertan en vehículo de enfermedades parasitarias. Recuerde siempre tener cuidado de lavar y desinfectar (con alcohol o con fuego) el utensilio que use para el corte para evitar infectar los tejidos.
La multiplicación ocurre por semilla.
MULTIPLICACIÓN POR SEMILLAS
Si se prevé hacer la siembra en maceta o en semillero, las semillas deben ser plantadas a finales del invierno, febrero-marzo, en un compost formado por mantillo fértil y arena. Puesto que las semillas son pequeñas, para enterrarlas ligeramente, empújelas bajo el mantillo usando un trozo de madera plana o bien puede verter por encima un poco más de sustrato.
La bandeja con las semillas se mantiene a la sombra, a una temperatura alrededor de 18°C y constantemente húmeda (usar un rociador para humedecer totalmente el mantillo) hasta el momento de la germinación.
La bandeja se cubre con una hoja de plástico transparente (o cristal) para asegurar una buena temperatura y evitar que el suelo se seque demasiado rápidamente. La hoja de plástico debe ser retirada cada día para controlar el grado de humedad del terreno y sacar el agua de condensación que se forma sobre el plástico o en el vidrio.
Cuando las semillas hayan germinado, se aparta el plástico o el vidrio y se desplaza la caja a una posición más luminosa (no al sol directo).
Entre las nuevas plantas indudablemente las habrá menos vigorosas con respecto a otras. Éstas deben ser eliminadas para garantizar más espacio a las plantas más robustas.Si nota estos pequeños animales, está en presencia de áfidos comúnmente llamados pulgones. Obsérvelos con una lupa y compare con la foto de al lado, son inconfundibles, no puede equivocarse.
Remedio: tratar con productos específicos contra los áfidos localizables en tiendas especializadas en jardinería.
Hojas que empiezan a amarillear, aparecen salpicadas de manchas de amarillo y castaño. Posteriormente a estas manifestaciones las hojas se abarquillan, asumen un aspecto casi polvoriento y caen. Observando cuidadosamente se notan también sutiles telarañas sobre todo en el envés de las hojas. Con estos síntomas muy probablemente estamos en presencia de un ataque de ácaros o "araña roja" o "arañuela" un ácaro muy molesto y dañino.
Remedio: aumentar la frecuencia de las nebulizaciones (la falta de humedad favorece su desarrollo) y eventualmente, sólo en el caso de infestaciones particularmente graves, usar productos químicos específicos.
El nombre del género le ha sido dado en honor del botánico belga Matthias de Lobel (1538–1616).
La especie Lobelia inflata también llamada indian tobacco era fumada por los nativos americanos para combatir las enfermedades del aparato respiratorio como asma, tos, bronquitis, pulmonía. En el 1800 los médicos americanos la prescribieron para provocar el vómito y de este modo "retirar" las toxinas del cuerpo y de aquí el nombre hierba para el vómito. Hoy se usa en herboristería para combatir el asma porque se ha descubierto que su principio activo, la lobelina, es eficaz contra las afecciones bronquiales. En su empleo hay que tener cuidado porque es potencialmente tóxica si se consume en dosis excesivas.
Referencias bibliográficas online