La Pilea pertenece a la familia de las Urticaceae y comprende plantas originarias de las zonas tropicales de África y América.
Son plantas siempreverdes, con copas compactas, de pequeñas dimensiones, que viven bien en lugares no particularmente luminosos.
Las hojas generalmente son siempre muy ornamentales, con una textura arrugada, opuestas, provistas de pecíolo de longitud variable según la especie. Las flores son pequeñas, generalmente en inflorescencias paniculadas y no muy llamativas.
Existen unas 400 especies pertenecientes al género entre las que recordamos:
La Pilea cadierei es originaria de Vietnam y es una preciosa planta con las hojas casi jaspeadas de plata en el haz y verde tenue en el envés. Las vetas de la planta quedan deprimidas mientras que la lámina foliar incluida entre ellas queda en relieve: este hecho otorga a la hoja un aspecto ondulado.
Las hojas son de unos 10 cm de largo, de forma ovalada con ápice agudo. Cuando están brotando quedan protegidas por estípulas de color rosado. Son plantas de no más de treinta centímetros de altura. En la naturaleza están muy ramificadas y extendidas formando auténticas matas que tienden a defoliarse en la parte baja.Es una planta que emite raíces en cualquier parte del tallo aunque normalmente aparecen a la altura de los nudos.
La cultivar Pilea cadierei ‘Mínima’ es importante, muy compacto que no supera los 15 cm y produce pequeñas flores muy poco llamativas.
La Pilea peperomioides es una especie suculenta originaria de China y caracterizada por hojas casi redondas en cuyo centro se introduce el pecíolo, largo de hasta 10 cm.
Es una planta muy decorativa.
La Pilea microphylla es una especie originaria de las Indias occidentales, de Florida, de México y de América meridional. Es una especie que permanece muy pequeña; en efecto forma densas matas no más altas de 25 cm con pequeñas hojuelas de color verde claro y tallos carnosos.
Las flores brotan en verano, reunidas en inflorescencias paniculadas y tienen la particularidad de que, si se tocan, emiten un nubecilla de polen, como en una pequeña explosión. Éste hecho hace que la planta tenga el nombre popular de planta de artillería.
La Pilea mollis (o Pilea involucrata ) es originaria de Centroamérica y presenta las hojas siempre arrugadas como con costillas debido a las depresiones y cubiertas de pelo.
Existen diferentes cultivars entre los que recordamos la Pilea mollis ‘Moon Valley’ con las hojas provistas de nervaduras cobrizas y porte erguido.
La Pilea nummulariifolia (foto debajo) es originaria de las Indias occidentales y de América meridional tropical. Tiene un porte reptante o colgante con tallos ramificados que echan raíces en los nudos. Las hojas son redondeadas, opuestas, la superficie es rugosa con nervaduras hundidas, de color verde claro y con los bordes delicadamente festoneados. La planta se cultiva en cestos suspendidos.
Las plantas de Pilea son fáciles de cultivar no solicitando particulares cuidados y son de rápido crecimiento y muy decorativas.
Son plantas que solicitan temperaturas veraniegas alrededor de 24°C mientras en invierno no tienen que bajar de los 10°C.
Son plantas que quieren la luz pero no el sol directo.
Hace falta tener presente que quieren el aire por que es importante que siempre haya una buena reposición de aire teniendo cuidado con las corrientes de aire frío que en ningún modo agradecen.
Desde la primavera y durante todo el verano la planta de Pilea debe ser regada abundantemente y el terreno tiene que estar constantemente húmedo, no empapado.
Durante el invierno se riega con mucha más moderación y tiene que quedar ligeramente seco.
Si el aire está demasiado seco durante la estación veraniega, la copa debe ser pulverizada pronto por la mañana de modo que por la tarde las hojas estén secas. Para mantener el entorno constantemente húmedo es preferible disponer la planta sobre un posamacetas lleno de guijarros y luego llenarlo de agua teniendo cuidado de que el fondo de la maceta no esté sumergido en el agua porque de este modo el terreno se saturaría de agua haciendo podrir las raíces. Este sistema permite, cuando hace calor, hacer evaporarse el agua del posamaceta que por consiguiente humedece el aire circundante. Acordarse de llenar el posamacetas cada vez que el agua se haya evaporado.
La Pilea se trasplanta cada año, en marzo o abril usando una maceta poco a poco de dimensiones ligeramente más grandes.
Se utiliza un mantillo normal fértil, no es en efecto una planta particularmente exigente, al que es preferible añadir un poco de arena de modo que favorezca un rápido drenaje del agua de riego.
Tenga cuidado de colocar sobre el fondo de la maceta trozos de barro cocido para favorecer el escurrido rápido del agua en exceso porque no toleran los encharcamientos.
Se aconseja usar terracota (aunque muchos optan por las macetas de plástico porque son menos caras y con más agujeros de drenaje). La terracota en efecto permite a la tierra transpirar y por lo tanto corregir eventuales errores de riego.
Desde la primavera y durante todo el verano la planta se abona cada 2 semanas con un abono líquido a diluir en el agua de riego disminuyendo ligeramente las dosis con respecto a lo indicado sobre el producto.
Suministre un abono balanceado igualmente en nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K) (por ejemplo 30:30:30) pero que también contenga microelementos como magnesio (Mg), hierro (Fe), manganeso (Mn), cobre (Cu), cinc (Zn), boro (B), molibdeno (Mo), todos importantes para la planta. .
La Pilea florece en verano pero sus flores son poco llamativas y para nada ornamentales.
Para mantener la planta con un aspecto compacto es mejor despuntarla regularmente eliminando los nuevos brotes que poco a poco crecen.
En abril generalmente conviene hacer una auténtica poda cortando las ramas a la mitad de su largo para mantenerla compacta y matosa.
Tenga la prudencia de limpiar y desinfectar los utensilios que use para cortar las partes dañadas de la planta (con alcohol o con fuego) para evitar infectar los tejidos sobre todo cuando vaya de una planta a otra.
La Pilea se multiplica por esqueje. Puesto que es muy fácil multiplicarla con este sistema, muchos tienden a renovarla cada año porque con el tiempo la planta pierde las hojas basales dejándola desnuda y por lo tanto es más agradable de ver.
MULTIPLICACIÓN POR ESQUEJE
Los esquejes de Pilea se retiran de los tallos con un largo de 8-10 cm en primavera y deben ser cortados justo bajo una hoja y deben ser eliminadas las hojas más bajas. Además elíjalos de plantas robustas y en buena salud.
Se recomienda cortar en sentido oblicuo porque eso permite tener una mayor superficie de enraizamiento y evita la acumulación de agua sobre esta superficie.
Use una hoja de afeitar o un cuchillo afilado para evitar deshilachar los tejidos. Tenga cuidado de que el utensilio que use para el corte esté limpio y desinfectado para evitar infectar los tejidos y desinféctelo en cada corte.
Espolvoree la parte cortada con un polvo que favorezca el enraizamiento mezclado a un buen fungicida de amplio espectro, localizables en un buen vivero, para favorecer el enraizamiento y prevenir eventuales ataques de hongos. Posteriormente se instalan los esquejes en un compost formado a partes iguales de turba y arena gruesa. Haga un agujero con un lápiz y coloque el esqueje en la tierra enterrado hasta el nudo siguiente.
La caja o la maceta se cubren con una hoja de plástico transparente, o una bolsita puesta a modo de capucha, y se coloca a la sombra y a una temperatura alrededor de 18-21°C teniendo cuidado de tener siempre ligeramente húmedo el sustrato, regar siempre sin mojar el esqueje en enraizamiento con agua a temperatura ambiente. Cada día saque el plástico, controle la humedad del terreno y elimine del plástico el agua de condensación.
Cuando empiecen a aparecer los primeros brotes (generalmente después de un mes, mes y medio), quiere decir que el esqueje ha arraigado. Entonces se aparta el plástico y se plantan en la maceta definitiva de cerca de 10 cm de diámetro con un terreno tal como el indicado para las plantas adultas.
Si nota este síntoma quiere decir que puede haber o una falta de agua o un exceso.
Remedio: regular mejor los riegos.
Si nota este síntoma quiere decir que la luz es insuficiente.
Remedio: desplazar la planta a un lugar más idóneo.
Este daño es provocado por un hongo, el Botritys spp., favorecido por una humedad demasiado elevada.
Remedio: En este caso es necesario dejar secar el sustrato del agua en exceso y crear un entorno más seco alrededor de la planta y tratar con fungicidas específicos después de haber eliminado las partes dañadas.
Este síntoma puede significar que está en presencia de la cochinilla algodonosa. Para estar seguros, sugerimos utilizar una lupa y observar. Se caracterizan por tener una especie de escudo protector, de color blanco. Son características, no hay riesgo de error. Además si intenta sacarlas con una uña, salen fuera fácilmente.
Remedio: sacarlas con un copo de algodón mojado en alcohol o si la planta es grande y en maceta, se puede lavar con agua y jabón neutro frotando muy delicadamente con una esponja para retirar los parásitos. Después, la planta debe aclararse muy bien para eliminar todo el jabón.
Si las hojas empiezan a amarillear y posteriormente a estas manifestaciones se abarquillan, casi asumen un aspecto pulverulento y caen y observando cuidadosamente se notan también sutiles telarañas sobre todo en el envés de las hojas muy probablemente estamos en presencia de un ataque de araña roja o arañuela, un ácaro muy molesto y dañino.
Remedio: volver el entorno de la planta más húmedo porque un entorno seco favorece la proliferación de los ácaros. Si con este sistema no se logra tenerlos bajo control entonces hace falta intervenir con productos específicos.
Los áfidos, más frecuentemente llamados pulgones, son insectos que si no estuvieran bajo control pueden provocar graves daños a la planta. Pueden ser de diferentes colores dependiendo de la especie, pero casi siempre de amarillo a verde o a blanco. Obsérvelos con una lupa y compare con la foto al lado, son inconfundibles, no puede equivocarse.
Remedio: usar productos químicos específicos localizables en un buen vivero.
El nombre Pilea deriva de la palabra latina pileus «gorro de fieltro» que a su vez deriva del término griego pilos «cosa hecha de fieltro» se piensa que esto puede deberse o a su aspecto aterciopelado o quizás debido a la forma de las flores femeninas que recuerdan un sombrero.