Las Billbergia son bonitas bromeliáceas, muy estimadas y habituales en los pisos, gracias a su facilidad de cultivo y a sus generosas floraciones.
El género Billbergia pertenece a la gran familia de las Bromeliaceae y comprende sobre todo numerosas especies epifitas, pero también se encuentran especies terrestres.
Se trata sobre todo de plantas originarias de Brasil pero también se encuentran numerosas especies en México, Uruguay, Argentina, incluido Ecuador y Perú, al nivel del mar y hasta a 5000 m de altitud.
La Billbergia se caracteriza por hojas de color verde intenso de forma alargada y fuertes, provistas de numerosas espinas de dimensiones muy pequeñas, dispuestas a lo largo de los márgenes. Las hojas se disponen formando una copa central donde en la naturaleza se recoge el agua pluvial que se utiliza por la planta como reserva hídrica y donde se acumulan una flora y una fauna a menudo abundante: restos vegetales y animales que se digieren en parte con su descomposición.
Las flores se sostienen en largos tallos rígidos o retorcidos, protegidas por brácteas de varios colores según la especie y la variedad, asociadas en racimos comúnmente colgantes. Incluso no teniendo una larga duración son espléndidas.
Existen numerosas especies en el género Billbergia entre el que recordamos:
La Billbergia nutans es una planta siempreverde originaria de muchos países de Suramérica, Brasil, Uruguay y Argentina, que no alcanza grandes dimensiones, no superando los 50 cm de altura. Tiene las hojas típicas del género, de unos 50 cm de largo, estrechas, con los márgenes espinosos y por un largo tramo erectas, con las puntas vueltas hacia el exterior formando la clásica copa central típica de las bromeliáceas.
Las flores campaniformes se reúnen en racimos y emergen de brácteas de color rosa, y se caracterizan, las interiores, por pétalos de color verde orillados de azul, mientras las demás, por pétalos de color rojizo o inestablemente jaspeados de verde y de azul.
La Billbergia pyramidalis es una especie más pequeña que la anterior; en efecto no supera los 40 cm de altura. Se caracteriza por hojas largas de cerca de 30 cm y de 2 cm de ancho, dispuestas formando la clásica copa central.
Forma una flor particularmente bonita, caracterizada por un tallo de color blanco que acaba con dos bracteas de color rojo vivo que dan lugar a las flores de color carmín con los bordes violeta.
La Billbergia saundersii es una planta caracterizada por hojas de color verde brillante, estrechas y puntiagudas, con los márgenes de color rojizo y con tiras transversales de color más claro, jaspeadas de rojo y de amarillo. Forma flores asociadas en racimos de color amarillo en su parte basal, morados a partir del centro y hasta el extremo, que se curva hacia el exterior.
La Billbergia zebrina es, entre las muchas especies de billbergia, la que alcanza mayores dimensiones. Las flores aparecen en una roseta larga, de 90 cm de altura, con hojas de color rojo vivo o verde oscuro con estriaciones transversales de color plata. Las hojas están revestidas de escamas blancas con los márgenes provistos de espinas. Las flores son anaranjadas con los pétalos interiores orillados de verde.
La Billbergia no es una especie particularmente difícil de cultivar. Prefiere posiciones luminosas, incluso al sol pero no en las horas más calientes del día, y con temperaturas comprendidas entre los 10°C y los 30°C. Las temperaturas más altas son importantes durante el período primavera - verano (21-30°C).
Lo ideal serían temperaturas nocturnas alrededor de los 10-18°C y temperaturas diurnas de 21-30°C con un salto térmico entre el día y la noche de 10-15°C que favorece un crecimiento y una floración lozanos.
Entre las diversas especies, la Billbergia nutans es la que tiene menores exigencias de temperatura con respecto a las otras, pues en las zonas de clima templado puede ser cultivada con éxito al exterior, aunque en posición protegida de los rayos directos del sol durante las horas de mayor insolación.
Son plantas que quieren mucha luz (3000 a 5000 lux), que necesitan para poder dar una bonita floración, pero atención al sol directo que puede quemar las hojas y hacer morir a la planta.
Quieren el aire, por lo que es importante que, si se cultiva en un piso, esté garantizada una óptima ventilación evitando las corrientes de aire frío que no son agradecidas.
Son plantas que pueden cultivarse en maceta o sobre cortezas o corcho como típicas epifitas.
La Billbergia quiere entornos húmedos y hace falta regarla en cuanto el terreno en superficie se seque, sin excederse porque no tolera en ningún modo suelos encharcados y húmedos en extremo. Sería oportuno utilizar agua no calcárea, mejor si es ligeramente ácida.
Quiere los entornos húmedos, por lo tanto hace falta pulverizar regularmente las hojas, sobre todo durante el buen tiempo y mantener la maceta sobre un posamacetas relleno de agua, teniendo cuidado de que el fondo no esté en contacto con el agua. Esta disposición mantendrá alrededor de la planta un microclima húmedo como consecuencia de la constante evaporación.
Atención a no dejar encharcamientos en el posamacetas que puede hacer podrir las raíces.
En la copa central, cuando sea posible, tiene que estar siempre presente el agua, preferiblemente no calcárea, que debe ser renovada completamente una vez a la semana.
El tipo de terreno a utilizar para el trasplante de la Billbergia es ligero, no calcáreo, tendiendo a ácido, formado por una mezcla de turba, virutas de corteza, perlita o vermiculita, todo a partes iguales.
La maceta no tiene que ser de grandes dimensiones sino sólo algo más grande que la precedente.
Se aconseja el empleo de terracota, que con respecto de las macetas de plástico permite al sustrato transpirar y por lo tanto corregir eventuales errores de riego.
Para abonar se utiliza un abono líquido que deberá ser diluido en el agua de riego, cada 30 días a partir de la primavera y durante todo el verano, demediando las dosis con respecto a lo indicado en el producto.
Es oportuno suministrar un abono que además de contener los llamados macroelementos, como el nitrógeno (N), el fósforo (P) y el potasio (K), contenga también microelementos como el magnesio (Mg), el hierro (Fe), el manganeso (Mn), el cobre (Cu), el cinc (Zn), el boro (B), el molibdeno (Mo), todos importantes para el crecimiento de la planta.
No hay que alarmarse si, después de poco tiempo, nos percatamos de que después de habernos regalado con una espléndida floración, la Billbergia muere. Esto es normal. Mientras tanto, habrán crecido numerosos brotes en la base de la planta que reemplazarán a la planta madre.
La planta no se poda. Sólo se retiran las partes que se secan o se dañan para evitar que se conviertan en un vehículo de enfermedades parasitarias.
Recuerde siempre tener cuidado de lavar y desinfectar (con alcohol o con fuego) el utensilio que use para el corte para evitar infectar los tejidos.
La Billbergia se multiplica o por los hijuelos o por semilla. En general, no se aconseja la multiplicación por semilla porque es un proceso muy largo que requiere muchos años antes de que la planta pueda florecer.
MULTIPLICACIÓN POR HIJUELOS
Se pueden retirar los numerosos hijuelos o retoños que se forman en la base de la planta. Esta operación debe ser efectuada en la primavera avanzada retirando los hijuelos que han alcanzado un largo de cerca de la mitad o de una tercera parte de la planta madre, con todas sus raíces. Cada retoño se coloca en una maceta individual con un sustrato compuesto como se indica en el párrafo "Trasplante" y la joven planta se trata como si fuera adulta. Florecerá en cosa de 1-3 años.
La causa principal de este síntoma puede ser un entorno demasiado frío o riegos excesivos.
Remedio: analice como ha cultivado la planta hasta aquel momento con base en las indicaciones de la presente ficha y actúe en consecuencia.
Este síntoma es debido a la exposición directa a la luz del sol.
Remedio: sitúe la planta en una posición luminosa pero lejos de los rayos directos del sol.
A menudo estas plantas pueden padecer una infestación de cochinillas. Se trata de insectos muy dañinos que pueden ser de dos tipos: cochinilla parda y cochinilla algodonosa. La presencia de la cochinilla en estas plantas se puede manifestar también con la decoloración de las hojas.
Remedio: si la planta no es demasiado grande los insectos pueden ser retirados con un copo de algodón mojado en alcohol o bien, si la Billbergia está en maceta, puede lavarla con agua y jabón neutro frotando con delicadeza con una esponja blanda, después debe ser aclarada para quitar el jabón. Si la planta es grande y plantada al exterior, entonces hace falta intervenir con insecticidas específicos que puede encontrar en los centros especializados en jardinería.
Después de estas manifestaciones las hojas se abarquillan y asumen un aspecto casi polvoriento y caen. Observándolas cuidadosamente se notan también sutiles telarañas sobre todo en el envés de las hojas. Con estos síntomas, muy probablemente estamos en presencia de un ataque de ácaros o araña roja o arañuela, un ácaro muy molesto y dañino.
Remedio: aumentar la frecuencia de las nebulizaciones a las frondas ya que un entorno húmedo es suficiente para eliminarlas.
Si la planta no es particularmente grande, se puede probar también a limpiar las hojas para eliminar mecánicamente el parásito usando un copo de algodón mojado y enjabonado. Después, la planta debe ser aclarada muy bien para eliminar todo el jabón.
Sólo en el caso de infestaciones particularmente graves, se aconseja usar un antiparasitario específico y teniendo cuidado con no dejarlo caer en la copa central de hojas.El nombre común con el que se llama a esta especie es lágrimas de la reina o avena de salón.
El género Billbergia debe su nombre a Gustavo Billbergia, un botánico sueco.