El género Hibiscus de la familia de las Malváceas comprende numerosas especies, más bien ornamentales, pero algunas también con interés económico. Hay matorrales y plantas herbáceas, anuales o perennes, caducifolias o siempreverdes. Son todas plantas originarias de áreas tropicales de Asia y las islas del Océano Pacífico donde pueden alcanzar dimensiones notables mientras que en las zonas con clima templado, quedan de dimensiones más contenidas.
Incluso existiendo numerosas especies todas tienen en común la característica de que las flores, que aparecen en la axila de las hojas o en el ápice de las ramas, tienen forma de trompeta y pueden ser simples, dobles, o múltiples y de los colores más variados: rosa, rojo, azul, amarillo, blanco y a veces con la corola de un color y los estambres de otro color contrastante. La copa está constituida por cinco sépalos y la corola está formada por 5 pétalos en las flores simples. Del centro de la flor rebosa la columna estaminal sobre la que se disponen los estambres y generalmente es más larga que la corola. La columna estaminal lleva sobre su prolongación cinco pistilos. Las flores no son perfumadas a excepción de unas pocas especies (Hibiscus arnottianus y Hibiscus waimae, levemente perfumadas).
Es cultivado como arbolito o como seto y es frecuente hallarlo en casi todas las ciudades de clima mediterráneo por su resistencia tanto a los agentes contaminantes como oxidantes, nitrógeno y anhídrido sulfuroso, como a las condiciones climáticas adversas.
Existen cerca de 300 especies de Hibiscus entre las que recordamos:
El Hibiscus rosa-sinensis es de la flor ornamental más conocida, llamado también rosa de China, pacífico, cardenales, flor del beso cuyo origen es incierto y comprende más que 1000 cultivares, híbridos o variedades, conseguidos por hibridación o por mutación natural. En su hábitat es arbustivo, de forma redondeada y puede alcanzar hasta 8 m de altura o formar setos muy espesos. Las flores, cuyo color puede ser rojizo, escarlata, amarillo y blanco, pueden ser péndulas o erguidas con un diámetro que llega hasta 15 cm. Tiene una floración muy abundante a partir del mes de junio y hasta septiembre.
A continuación las imágenes de algunos cultivares... un espectáculo.
El Hibiscus syriacus es una especie arbustiva de hojas caducas originarias de zonas entre China y la India, de dimensiones medianas-altas que puede alcanzar hasta 4 m de altura.
Las flores son blancas o rosas, simples o dobles con corola expandida y con los estambres más cortos que la corola y por lo tanto no emergentes de ella. Florece a partir de finales del verano y en otoño.
El Hibiscus militaris es originario de Norte-América y es una planta herbácea perenne de un par de metros de altura.
Las flores son de 10-12 cm de anchura, en forma de trompeta, de color muy intenso que varía del rosa al rojo. La floración es típicamente veraniega (julio - agosto).
El Hibiscus trionum Ees una especie de origen incierto. Es una planta anual (o perenne de vida breve), de crecimiento rápido, de aspecto matoso que puede alcanzar el metro de altura.
El color de sus flores varía del amarillo al blanco-crema con un característico color marrón en el centro y la típica forma de trompeta, hasta de 8 cm de ancho. Florece del verano al principio del otoño.
El Hibiscus mutabilis es un gran matorral o pequeño arbolito originario de China y así llamado porque con el tiempo cambia de color adquiriendo matices más oscuros que el color de base. Es una planta siempreverde con los tallos revestidos por una ligera pelusa. Produce flores en trompeta de la primavera al verano, blancas o rosas, de 8-12 cm de ancho a veces con la base de color más oscuro. .
El Hibiscus elatus es conocido como majó o mahoe es un árbol siempreverde de tamaño mediano que puede alcanzar más de 25 m de alto y 35 m o más de diámetro. Es originario de Cuba y de Jamaica, típico de las zonas de montaña y húmedas. Tiene hojas en forma de corazón con anchos pecíolos y las flores típicas en forma de embudo. Su madera es muy preciada y es utilizado para la fabricación de muebles de calidad.
El Hibiscus es una planta muy versátil que puede ser cultivada con éxito en piso o al exterior, claramente en este último caso si las condiciones climáticas lo permiten. En efecto, por su origen, no soportan los fríos invernales por que crecen bien al exterior sólo en las zonas caracterizadas por clima templado y en posición soleada.
Cultivados en maceta, pueden adornar también una terraza si ésta es soleada y expuesta al sur y sobre todo si en invierno, o mejor cuando la temperatura baja de los 13°C, se llevan dentro de casa.
Si sus condiciones climáticas no permiten tener la planta al exterior todo el año pero sólo en los períodos primaverales y veraniegos le recordamos que el hibisco debe ser acostumbrado muy gradualmente al aire libre. Al principio deberá ser situado en posición sombreada y protegida muchos días. Posteriormente durante unos 10 días se posiciona sólo al sol directo por la mañana, reconduciéndolo a la sombra en las horas de punta. Después puede dejarlo tranquilamente al sol, sin abonarlo durante cerca de un mes de modo que le dé tiempo de acostumbrarse al cambio de disposición. No se preocupe si al principio ve que algunas hojas amarillean y mueren, es normal.
La planta también puede crecer dentro de nuestras casas. En este caso debe ser colocado en una posición muy luminosa, en todo caso al amparo de las corrientes de aire. En verano es bueno airear el lugar en que se sitúe para evitar que la temperatura supere los 25°C.
Existen hibiscos anuales y hibiscos perennes. Recordamos que los hibiscos anuales, mueren después de la floración.
El Hibiscus en verano se riega todos los días, de modo que el compost siempre esté húmedo, evitando los estancamientos de agua que no toleran en ningún modo, por breves que sean.
Es oportuno además pulverizar regularmente la planta para mantener alrededor de ella un entorno suficientemente húmedo.
Una buena técnica para garantizar una humedad justa es posar la maceta sobre un posamacetas en el que se instalará arcilla expandida u otro material inerte, siempre con agua que al evaporarse garantizará un entorno húmedo. De este modo las raíces de la planta no se pondrán en contacto con el agua.
Dotar los radiadores de humectadores.
Es preferible no utilizar agua calcárea porque desplazaría el pH del terreno que tiene que ser y permanecer ligeramente ácido.
Obviamente se refiere a las especies perennes que cada año deben ser trasplantadas a una maceta de diámetro poco a poco mayor con un buen sustrato de reacción ligeramente ácida, que favorezca la absorción de los elementos nutritivos, muy drenante y blando. Mezclar al sustrato vermiculita o perlita junto a corteza que volverán el terreno más blando y drenante.
Después del trasplante es buena costumbre colocar la planta en una posición muy luminosa pero lejos del sol directo.
Desde la reanudación vegetativa y durante todo el verano el hibisco debe ser abonado regularmente cada dos semanas con abonos líquidos a diluir en el agua de riego.
Son muy sensibles al abono. En efecto hace falta utilizar abonos completos que incluyan microelementos como el hierro (Fe), el cobre (Cu), el boro (B), el manganeso (Mn) y el molibdeno (Mo). Mientras que, por lo que concierne a los macroelementos, es decir el nitrógeno (N), el fósforo (P) y el potasio (K), el hibisco es muy sensible al fósforo (en efecto una acumulación de éste en el terreno causa una decadencia general de la planta). Pero, ya que el fósforo es en todo caso un elemento fundamental para la floración, se aconseja utilizar un abono equilibrado tipo 7:2:7 (es decir 7 partes de nitrógeno, 2 de fósforo y 7 de potasio) para los abonados con fertilizantes distribuidos con el agua de riego pero usar también un abono de tipo10:40:10 para los abonos foliares.
Durante los demás períodos los abonos deben ser suspendidos.
La floración es variable según la especie pero en todo caso siempre en el período primavera - verano.
El hibisco es una planta que debe ser podada regularmente cuando haya alcanzado los 3-4 años de edad. Es importante porque sirve para modelar la forma, para fortalecer plantas de cierta edad y para eliminar partes dañadas o enfermas.
La poda debe ser efectuada al principio de la primavera, en la reanudación vegetativa de la planta. Utilizar utensilios limpios y desinfectados y el corte debe hacerse justo sobre el nudo de manera neta, sin dejar deshilachados y de manera ligeramente inclinada, en la dirección en que desee que la futura rama se desarrolle.
Una buena costumbre es despuntar los ápices vegetativos lo que permite incrementar la formación de ramificaciones laterales y por lo tanto tener una planta más densa.
El hibisco anual se propaga por semilla mientras que el hibisco perenne se propaga por esqueje leñoso.
En caso de que se utilice la técnica de multiplicación por semilla, recuerde siempre que, al intervenir la variabilidad genética, no se tendrán nunca plantas iguales a la planta madre. Por tanto si quiere conseguir una planta bien precisa, es mejor que haga la multiplicación por esqueje.
Por cuánto concierne a la MULTIPLICACIÓN POR SEMILLAS se realiza al principio de la primavera distribuyendo las semillas lo más uniformemente posible dadas sus pequeñas dimensiones, en filas paralelas sobre una tierra para semillas. Puesto que las semillas son pequeñas, para enterrarlas ligeramente, empújelas bajo el sustrato usando un trozo de madera plana.
Para prevenir eventuales ataques de hongos, sería aconsejable suministrar también con el agua de riego un fungicida de amplio espectro, a las dosis indicadas por el producto.
La bandeja con las semillas se mantiene a la sombra, a una temperatura alrededor de 13-17°C y constantemente húmeda (usar un rociador para humedecer totalmente el sustrato) hasta el momento de la germinación.
La bandeja se cubre con una hoja de plástico transparente o cristal para asegurar una buena temperatura y evitar que el suelo se seque demasiado rápidamente.
Cuando las semillas hayan germinado, la lámina de plástico se retira y a medida que crecen las plantas, aumentar la cantidad de luz (no luz directa del sol) asegurando una buena ventilación y se reduce la temperatura a alrededor de 18°C. Entre todas las plantas nacidas, indudablemente las habrá menos vigorosas que otras, que deben ser eliminadas de modo que garantice más espacio a las más robustas.
Cuando las plantas sean lo suficientemente grandes para poder manipularlas (es decir cuando hayan alcanzado una altura de al menos 10 cm), se trasplantan teniendo en todo caso mucho cuidado con estropear alguna parte de la planta (sería conveniente usar un tenedor para estas operaciones que se enhebra debajo del terreno para tomar la planta entera y ponerla en la nueva maceta), en un terreno como el indicado para las plantas adultas y se tratan como tales.
El hibisco perenne se propaga por ESQUEJE LEÑOSO en primavera-verano. En este caso, se aparta un brote de la planta madre, que tenga en la base un trozo de madera producido el año anterior; la base se espolvorea con un polvo que estimule la producción de raíces.
Hecho esto, el esqueje de hibisco se planta en una caja con sustrato mixto con arena de río (o perlita) hasta 2/3 del total; la caja en fin se cubre con una envoltura de plástico transparente. Use palitos que colocará en el sustrato para mantener el plástico lejos del esqueje.
Colocar la maceta en una posición donde haya luz abundante pero no sol directo y una temperatura alrededor de 21°C. Cada día abrir la envoltura y controlar al grado de humedad del sustrato de modo que siempre esté húmedo y eliminar eventualmente el agua de condensación presente en el plástico.
Después de unos 3 meses habrán arraigado y se podrán trasladar así a macetas individuales de un diámetro de 10 cm.
El Hibiscus está sometido a los ataques de los principales fitófagos (ácaros, áfidos, cochinillas), y está sometido a muchas fisiopatías ligadas a malas técnicas de cultivo.
Una advertencia muy importante a seguir es no usar los mismos productos para las plantas cultivadas en casa que por las del exterior; para estas últimas en efecto los fitofármacos a usar son mucho más concentrados por lo que podrían resultar tóxicos para el hombre y para las plantas mismas si se usan en el interior.
Una buena costumbre, para las plantas que crecen en maceta al exterior es limpiar la planta con chorros de agua de modo que se eliminen polvo y eventuales insectos indeseados. Preventivamente tenga la prudencia de cubrir la maceta con una hoja de plástico de modo que no vaya el agua a la tierra. Ciertamente este sistema no es resolutivo si por ejemplo tiene áfidos u otros huéspedes indeseados, pero ciertamente ayuda y su hibisco lo agradecerá. Este sistema también es aconsejado antes de eventuales tratamientos porque contribuye a reducir el número de patógenos. Obviamente tal operación debe ser hecha pronto la mañana, de modo que dé tiempo a la planta de secarse antes de los rayos de sol más ardientes que podrían quemarla por el peligroso efecto lente causado por las gotas de agua.
Es probable que los abonos sean demasiado abundantes o frecuentes.
Remedio: suspender los abonos uno-dos meses y retomar después aclarando y disminuyendo las dosis.
Probablemente la planta está expuesta a corrientes de aire, o bien es perjudicada por el hielo si es olvidada al exterior en la estación fría.
Remedio: situarla en una posición más idónea.
Este síntoma es una manifestación de una falta de nitrógeno.
Remedio: abonar la planta con un buen fertilizante azotado de alto título, mejor líquido.
Atención a no confundir este síntoma con la normal adaptación fisiológica de la planta cuando se lleva al exterior con el buen tiempo.
Es probable que la maceta no sea ya suficiente para contener todas las raíces.
Remedio: trasplantar el hibisco a una maceta de más capacidad.
Este síntoma es índice de poca luz.
Remedio: desplazar el hibisco a una posición más luminosa.
A menudo estas plantas pueden padecer una infestación de cochinilla. Se trata de insectos muy dañinos que pueden ser de dos tipos: cochinilla parda y cochinilla algodonosa. La presencia de la cochinilla en estas plantas se puede manifestar también con la decoloración de las hojas. Se caracterizan por tener una especie de escudo protector, de color oscuro y consistente en el primer caso mientras que por tener, en el segundo caso, una especie de escudo protector de color blanco algodonoso. Comparen con la foto debajo, son características, no puede haber error. Además si intenta sacarlas con una uña, vienen fuera fácilmente.
Remedio: elimínelas con un copo de algodón mojado en alcohol o si la planta es grande y en maceta, puede lavarla con agua y jabón neutro frotando muy delicadamente con una esponja para retirar los parásitos. Después la planta debe ser aclarada muy bien para eliminar todo el jabón. En las plantas más grandes y plantadas al exterior, puede usar productos químicos específicos. Los tratamientos con insecticidas anticochinillas, para que sean más eficaces, deben ir dirigidos contra las larvas, que son más sensibles que el adulto.
Hojas que empiezan a amarillear, aparecen salpicadas de manchas de amarillo y castaño. Después de estas manifestaciones las hojas se abarquillan y asumen un aspecto casi polvoriento y caen. Observándolas cuidadosamente se notan también sutiles telarañas sobre todo en el envés de las hojas. Con estos síntomas, muy probablemente estamos en presencia de un ataque de ácaros o araña roja o arañuela, un ácaro muy molesto y dañino.
Remedio: aumentar la frecuencia de las nebulizaciones (la falta de humedad favorece su desarrollo) y eventualmente, sólo en el caso de infestaciones particularmente graves, usar productos químicos específicos. Si la planta no es particularmente grande, se puede probar también a limpiar las hojas para eliminar mecánicamente el parásito usando un copo de algodón mojado y enjabonado. Después, la planta debe ser aclarada muy bien para eliminar todo el jabón
Si hay pequeños insectos móviles está indudablemente en presencia de áfidos comúnmente llamados pulgones. Son insectos que si no se mantuvieran bajo control pueden provocar graves daños a la planta. Pueden ser de diferentes colores dependiendo de la especie, pero casi siempre de amarillo a verde o a blanco.
Remedio: tratar con productos específicos contra los áfidos localizables en tiendas especializadas en jardinería.
Para luchar contra todos los insectos antes mencionados, se recomienda utilizar productos sistémicos, es decir, que entran en la circulación de la sabia de la planta y luego son absorbidos por los insectos durante su alimentación. Producen óptimos resultados los productos a base de Imidacloprid. En el hibisco no utilizar nunca productos a base de Malathion que no es tolerado por la planta.
Entre las 300 especies de interés económico tenemos el Hibiscus cannabinus (kenaf) utilizado en la industria papelera por su alto contenido en celulosa y en la industria del cáñamo.
Hibiscus cannabinus
El hibisco es la flor nacional de Malasia.
Es una planta muy estimada en los países de Centroamérica y en Hawái donde especies procedentes de China se han cruzado con especies endémicas hawaianas dando origen a plantas espectaculares. Encontramos también grandes cultivos de hibisco en Australia y Nueva Zelanda.
Es conocido también el Hibiscus esculentus (quimbombó, chimbombó, gombo, ocra o okra y otros) cultivado en los países tropicales y subtropicales por sus frutos y semillas usadas como alimento.
Hibiscus esculentus
Con el Hibiscus sabdariffa conocido comúnmente como rosa de Jamaica, rosa de Abisinia o flor de Jamaica (foto al lado), típico de África oriental pero cultivado también en América y en la India, se consigue una famosa bebida, el carcadé (palabra de origen eritreo) que se consigue de las copas de la flor, del sabor ácido por la presencia de ácido cítrico y ácido tartárico.
Hibiscus sabdariffa - carcadé
Esta agradable bebida a menudo es preferida al té por ser menos excitante.
Ver: «Ibisco -El lenguaje de las flores y de las plantas».
