El género Haworthia de la familia de las Asphodelaceae (la misma de la tan famosa Aloe), comprende plantas perennes suculentas originarias de África del sur.
Se trata de pequeñas plantas, muy fáciles de cultivar que crecen sin tallo, con las hojas carnosas dispuestas en roseta irregularmente coloreadas y jaspeadas según la especie y la variedad. Las hojas a menudo van revestidas por minúsculos tubérculos claros que algunas veces son casi transparentes.
Existen 70 especies en el género Haworthia entre las que recordamos:
La Haworthia cymbiformis (o H. planifolia) tiene un porte muy compacto con hojas dispuestas en roseta de color gris verdoso, no más largas de 2,5 cm y más o menos variegadas según la variedad.
La Haworthia margaritifera (o H. Pumila) presenta hojas de color verde oscuro, anchas hasta de 15 cm, muy carnosas, intensamente marcadas por protuberancias que parecen perlas.
La Haworthia reinwardtii forma una roseta de hojas mucho más alargada que las otras especies, con las hojas de color verde oscuro, irregularmente jaspeadas de blanco.
La Haworthia tessellata (H. venosa subsp. tessellata) es una planta muy compacta, más alta que 5 cm, en forma de estrella. Las hojas son muy carnosas de color pardo-verdoso, triangulares, con la parte terminal muy puntiaguda y marcadas por líneas que se disponen para formar una especie de red, formando áreas más o menos cuadradas. Es una especie rastrera que se propaga a través de ramas subterráneas.
Otras especies de Haworthia son:
Las Haworthia son plantas muy fáciles de cultivar. Como los cactus, al ser originarias de zonas áridas, tienen necesidad de mucha luz y calor, también sol directo y un entorno bien ventilado pero sin corrientes de aire frío.
Durante todo el período primavera – verano, las Haworthia sólo deben ser regadas cuando el terreno esté completamente seco. Durante los demás períodos se riega lo justo para no dejar secar completamente el mantillo.
Las plantas sólo se trasplantan al principio de la primavera si la maceta se ha puesto demasiado pequeña para contener la planta. Se usa un terreno para cactáceas. Coloque sobre el fondo de la maceta trozos de barro cocido para favorecer el drenaje del agua de riego ya que no toleran en ningún modo los encharcamientos.
Desde la primavera y durante todo el verano se suministra una vez al mes un fertilizante con el agua de riego, demediando las dosis con respecto a lo indicado en el fertilizante.
Es oportuno usar un abono que además de contener macroelementos como nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K), contenga también microelementos como el hierro (Fe), el manganeso (Mn), el cobre (Cu), el cinc (Zn), el boro (B), el molibdeno (Mo), todos importantes para la planta.
Las flores que la Haworthia produce son pequeñas e insignificantes y es preferible que sean retiradas en cuanto se forman para no desperdiciar recursos nutritivos de la planta.
La planta no se poda. Elimine solo las hojas que secan de la planta para evitar que se conviertan con el tiempo en vehículo de enfermedades parasitarias.
La planta se multiplica por semilla o por división de los brotes.
MULTIPLICACIÓN POR BROTES
Al principio de la primavera es posible despegar de la planta madre los brotes que se forman alrededor de su base. Una vez separados se dejan secar 3-4 días y a continuación se plantan en macetas que contengan sustrato para cactáceas. Cada día es oportuno pulverizar los brotes con agua hasta su completo enraizamiento. Cuando esto haya ocurrido, nos daremos cuenta porque empiezan a aparecer nuevos brotes, la planta debe ser tratada como si fuera adulta.
MULTIPLICACIÓN POR SEMILLAS
En primavera, en macetas de pequeñas dimensiones, se coloca grava y sobre ella sustrato para cactáceas sobre el que se disponen las semillas. Mantenga el sustrato húmedo y en un lugar caliente, al amparo de los rayos directos del sol y de las corrientes de aire frío. En cuanto las plantas sean suficientemente grandes para ser manipuladas, se establecen en las macetas definitivas.
Las Haworthia son plantas muy robustas y en general solo padecen de las malas técnicas de cultivo porque muy raramente están sometidas a enfermedades.
Éste es un claro síntoma de riegos excesivos.
Remedio: eliminar las hojas estropeadas y en adelante regular mejor los riegos.
Este síntoma es un claro índice de que la luz es insuficiente.
Remedio: desplazar la planta a una posición más luminosa, incluso sol directo.
La presencia de manchas blanquecinas algodonosas sobre las hojas indica la presencia de la cochinilla algodonosa. Para estar seguros, sugerimos utilizar una lupa y observar. Se caracterizan por tener una especie de escudo protector, de color blanco. Además si intenta sacarlas con una uña, salen fuera fácilmente.
Remedio: si la infestación no es grave, pueden ser eliminadas usando un copo de algodón mojado en alcohol desnaturalizado. Si su presencia es particularmente masiva y persistente se aconseja usar antiparasitarios específicos fácilmente localizables en un centro de jardinería.